Capítulo 9 2/2

549 71 27
                                    

Queridos lectores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Queridos lectores.

Falta poco para llegar a los 3k, quería agradecerles de todo corazón por seguir apoyando esta novela.

Muchas gracias por leer y disfruta esta segunda parte del capítulo 9.

~~~~●●●~~~~●●●~~~~


Llegamos a un puesto de tacos y nos sentamos para comer algunos, mientras nos mirábamos a la cara. Sí, solo nos mirabamos a la cara porque el idiota de Ken no quería hablar y cada vez que yo lo hacía me decía:

—Cállate— espetó con la boca llena.

—¡No me dejas decirte lo importante!— espeté por lo bajo para que no nos vieran raro en el lugar.

—Solo quiero pensar, rubia tonta.

Nos miramos directo a los ojos. Su mirada era fría y cruel; parecía que estaba vacío. Definitivamente era otro Ken.

Ya no quedaba ni una gota de ese Ken tímido e ingenuo que había conocido unos meses atrás. No se sonrojaba, no me miraba con odio y cariño como antes...ahora solo me miraba con indiferencia, y supuse que era por el momento, pero también me miraba con frustración, se le notaba en la cara.

—Di lo que quieres decir— habló de repente, cortando con el silencio analizador que yo había creado.

—Con lo del plan la cagué, no sé si lo notaste, pero solo mírame...¡Mírate!— dije desesperada.

—Se que la cagaste Malena, lo haces desde que te conozco, ¿Pero sabes qué? — se acercó a mi apoyándose en la mesa y cuando formamos un círculo confidencial entre los dos, dijo —No me importa.

—¿En qué te convertiste Ken?— me alejé y lo miré con asco.

Porque en ese momento, además de desesperación, comencé a sentir asco del chico que tenía enfrente de mi. Ese chico que comía tacos como un cerdo muerto de hambre, me daba asco no por su manera de comer, ojala hubiese sentido asco de eso. Sentí asco de Ken porque sabía que no iba a ayudarme a arreglar las cosas mientras él tuviera esa personalidad que había mutado dentro de él.

—Querrás decir... — se acomodó en su asiento— ¿En qué te convertí Ken? — soltó con voz de chica estúpida.

—Arreglaré las cosas yo sola— zanjé y me levanté de la mesa para largarme.

No quería verle la cara a Ken por un buen rato.

—Los dos comenzamos, los dos debemos terminarlo, sin mi... solo lograrás verte ridícula— dijo cuando había comenzado a caminar.

Me di la vuelta, me agaché un poco para encararlo (ya que él estaba sentado y yo parada), lo miré a los ojos con malicia y me acerqué a su oído.

Chicle, digo...¡Cliché! © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora