Capítulo 6

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Había logrado dormir, aunque escuché a Malena roncar toda la noche

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Había logrado dormir, aunque escuché a Malena roncar toda la noche.

Las actividades que haríamos durante el día se nos habían entregado en la mañana y en ese momento teníamos que bajar al restaurante del hotel para desayunar y recibir algunas otras indicaciones, pero claro, antes de bajar, una rubia fastidiosa entró a mi habitación para decirme lo que me debía poner y luego me obligó a bajar con ella al comedor.

-Disfruta esto- susurró Malena a mi lado con una enorme sonrisa.

Todos en el comedor volteaban a vernos. Algunas chicas suspiraban al verme y eso me hacía sentir muy extraño. Por alguna razón me sentía muy engreído, sentía que tenía el mundo a mis pies.

Malena y yo nos sentamos en una pequeña mesa para dos personas de madera y observamos como los meseros en seguida ponían un delicioso desayuno en la mesa.

-Alumnos...si su ropa es parte de una nueva moda, debo decir que me encanta- dijo el profesor apareciendo de la nada justo al lado de la mesa- Entreguenle estas cosas a sus compañeros y en una hora nos vamos a la playa- nos entregó unas hojas de papel y se retiró de la mesa rápidamente.

-La gente se está dando cuenta de que lucir lindo en verdad es muy bueno- dijo Malena con una sonrisa orgullosa en la cara.

-Yo sigo pensando en que es increible hasta donde nos trajo tu excusa para la clase de psicología, este proyecto ni siquiera tiene nada que ver con la carrera- bufé.

-No hables, solo gózalo- dijo ella recostándose plácidamente sobre el espaldar de su silla -¡¡Mierda Ken escóndeme!!- espetó de repente muy nerviosa y se metió debajo de la mesa.

¿Qué rayos?.

Miré rápidamente a la dirección que había visto Malena, justo antes de esconderse debajo de la mesa como una completa loca. Entonces, vi a un gran hombre bastante guapo que entraba caminando al restaurante.

-¿Soy yo, o ese hombre te moja la canoa?- pregunté con sarcasmo y Malena mordió mi pierna- ¡No empieces, solo es una pregunta!- espeté y movi la pierna.

De repente noté que algunas personas nos miraban un poco extraño y me sentí algo incómodo, así que...levanté el mantel que cubría la mesa y luego me levanté yo.

-Adiós loquilla- tomé unas tostadas que estaban allí y abandoné a Malena que avergonzada salió de debajo de la mesa cuando todos la vieron.

Me preguntaba quién era ese apuesto muchacho y por qué Malena se había puesto tan nerviosa al verlo, aunque en verdad no me importaba demasiado, pero podría fastidiarle la existencia si conocía una de sus debilidades en esos momentos.

Chicle, digo...¡Cliché! © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora