Capítulo 27: El amo y su sirviente

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Había pasado mucho tiempo desde que se supo por última vez de Victoria Browning. El casorio se debió realizar en un pueblo cercano y se prolongó finalmente por siete meses, nadie había sabido más de Victoria y su ¿esposo? Allen Nightray.
El Londres Lite fijó su mirada entonces en la inconsistente relación que establecía la Srta. Gladys Hamilton y Carlisle Woodgate. El pueblo londinense no se encontraba en vísperas de casorio y definitivamente los romances apagaron sus chispas. Y aunque muchos fueron los rumores que acaecieron sobre las Hamiltons y la familia Woodgate, finalmente no se había apresurado la boda, pero sus cercanos entendían que se debía al hecho del horror vivido en el secuestro.   

Uno de los rumores que más destacaba era que, las Hamiltons solían exiliarse de encuentros de familia, y que Gladys, la prometida, no demostraba gran interés en pasar tiempo con su pretendiente a desposarla, Carlisle, y éste, en estos meses solo se ha remitido a cabalgar y a esperar quizás el regreso de Victoria muy inconscientemente. En ocasiones, se ausentaba por semanas y nadie en Londres lo veía. Se alojaba en una de las propiedades de la familia, en las afueras de la ciudad. Deseaba inconscientemente la dote de las Hamiltons para no tener que pedirle nada más a Arthur, pero tampoco quería casarse con Gladys para tener tal libertad.

El rumor de separación se avecinaba, y Carlisle se encontraba obstinado a casarse sin antes de que volviese Victoria. Debía verla, pedirle perdón, y solo con la última esperanza que lo sucedido anteriormente no lapidase todo su amor. Aunque sería en vano, si ella regresara casada.

Por otra parte, las jovencitas Hamiltons solo podrían pensar en sus hombres. La menor de ellas, fantaseaba con el encuentro entre Heather y ella, y Gladys comenzó a pensar a lo largo de los meses, que quizás nunca volvería. Después de todo, un maleante no debería preocuparse por ellas. Sin embargo, sintó profundamente como una presión de angustia. ¿Y si realmente no volviera a verlo?

—¿Le has escrito alguna carta? —preguntó insistente Esme tras encontrar a su hermana mayor que a escondidas tomó papel y empuñó la tinta en un segundo de enojo.

Gladys reaccionó ante la sorpresa, pero tras ver que se trataba de Esme, dejó lo suyo para después.

—Fue un momento de insensatez, no ocurrirá de nuevo —explicó.

—Ellos volverán, hermana. Confía.

—Pues han pasado meses, y solo hemos podido retrasar la boda porque Woodgate está deprimido —espetó quejica —.De no ser por la ausencia de Victoria y Nightray, no podríamos haberlo hecho.

—Se ha pospuesto lo necesario. Además, si regresara Howard, ¿quisieras que te encuentre desposada?

—Es que tú no entiendes Esme, Arthur Woodgate presiona a nuestra madre, y Carlisle en algún momento cederá ante su padre.

Esme toma lugar junto a su hermana y retoma el papel y la tinta que ésta había dejado en pausa.

—He escrito todas las cartas posibles. Ya que no tenía una dirección que poner, las dirigí hacia el castillo Pierce.

—Esme, que imprudencia.

—No te preocupes hermana, he aprovechado que Arthur y nuestra madre buscan un pretendiente para mí, y excusé las cartas con motivos de cortejo.

—¿Y respondieron?

Esme negó con la cabeza con gesto penoso.

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