Capítulo 28: Las apuestas hechas

2.2K 281 9
                                    

El Londres Lite enunció en una de sus publicaciones, una noticia lejos de todo el drama del pueblo londinense, y era nada más y nada menos que el regreso de Victoria Browning y Allen Noghtray. Se rumoreaba que, desde que llegaron en la medianoche, pocos fueron quienes los vieron y trabajan a su servicio, para su fortuna y nuestra desgracia.
Nadie emitió ningún comentario al respecto y al parecer está prohibido hacerlo hasta la aparición en público de los recién casados. Esbozaba entre sus líneas el periódico, que Aniss Nightray sería en darles la primera información respecto a los esposos, pero que habrían tenido un largo viaje y deseaban descansar. "¡Ojalá todos tuviésemos esa dicha! Comentaba el periódico.

La realidad era distinta. Y aunque en efecto, Allen Nightray se había casado con Victoria Browning, esta pareja había salido del pueblo siendo dos para volver siendo tres.
Victoria Browning había embarazado, la causa por sus repetitivos e incesantes malestares y vomitos eran prueba de ello. Victoria pensó para sus adentros la idea de deshacerse del problema. Habían doctores en el pueblo que solían hacer trabajos como ello. Después de todo, su madre le había contado sobre médicos de confianza de la familia, así como también se lo había sugerido Allen. Victoria no era de las señoritas que soñasen con formar una familia, aunque admitía que profundamente alguna vez lo pensó con Carlisle. Lo cierto es que Carlisle no era Allen, y no sería tan descabellada la idea de concebir luego de haber contraído nupcias, además, quería darle un hijo varón a Allen para así extender el estirpe del marquesado de la nueva familia que se formó. La vida de Allen y ella había sido sellada para siempre, dejando atrás a Carlisle, el día en que decidieron marcharse por siete meses.

La puerta de la habitación de Victoria sonó, dentro se encontraba ella alimentando al pequeño Elliot Nightray, el cual comenzó a despertarle un ápice de maternidad tras haber sentido su primera patada.

—Adelante —exclamó ella.

—Nadie nos ha visto llegar, así que no te preocupes —contó Allen para tomar lugar finalmente junto con su esposa y el pequeño Elliot en la cama.

—Está bien. No quiero que se sepa hasta que no lo anuncie por mí misma.

—Carlisle se ha exiliado de Londres. Aún no se ha casado —espetó y bajó la mirada al suelo —pensé que deberías saberlo.

—Ha pasado mucho tiempo Allen, ahora solo somos Elliot, tu y yo. No existe nadie más.

Y aunque quisiera sentir lo que esbozaba, no hay nada peor que mentirse a uno mismo. Victoria había conocido una cara distinta del amor, había conocido la dicha de haber aceptado ser madre, tenía a Allen y todo merecería que ella estuviese feliz.
Pero el volver a pisar Londres solo podía hacerle pensar "¿Es acaso Londres lo que está mal o es Carlisle?" No había vuelto a ver a Carlisle, y lo extrañaba, lo extrañaba muchísimo. Pero algo había aprendido Victoria, que extrañar no significaba volver, y que en ocasiones es mejor abrazar la melancolía del pasado que heridas del futuro.

Mientras tanto, en la mansión de los Woodgate, se preparaba un baile por el cambio de estación. Se enviaron las invitaciones a los recién llegados de su luna de miel, a Victoria Browning y Allen Nightray. La misma invitación que fue enviada a una de las propiedades de Arthur Woodgate, donde se encontraba Carlisle con profundo desdén. Adjunto a su invitación, una carta que le avisaba lo necesario de su presencia en la mansión y de su compañía a Gladys Hamilton, para no afianzar los rumores de separación y para poder ayudar a encontrar un buen postor para Esme Hamilton, y en la posdata, la noticia que quizás más querría leer; Victoria había vuelto.

El lastimero intento de que Arthur pudiese traer a su hijo y presentarlo al público en estos meses habían culminado en fracasos. Pero si algo conocía o si era lo único que conocía de su hijo, es que el joven Carlisle tenía un amor no concluso con Victoria.

LazosWhere stories live. Discover now