INTERROGATION

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Chapter 03

Interrogation

Gris. Ese era lo único en lo que Aries podía pensar. Gris. Gris.

Gris.

Este color puede ser asociado para varios eventos naturales. Un tornado, una tormenta, una cobija de nubes, la lluvia fría en el invierno, el color de la muerte, el color de la soledad. Eso era lo único que Aries sentía ahora, soledad. Soledad y gris, dos de sus cosas menos preferidas.

Las paredes estaban hechas de duras piedras grises, la puerta era enorme y de un color gris casi del mismo tono que las piedras. Una pequeña perilla dorada era el único destello de color del lugar, el único destello de alegría en un lugar tan frío. Incluso su cuerpo y mente parecian estar pintados en tonos grises. Aquello era irónico, Estanglia era un reino caracterizado por tener los veranos más cálidos de la zona. Llenos de color y gente en las praderas disfrutando de la hermosa naturaleza. Sin embargo, aquella habitación se sentía tan fría como los inviernos de Mercia y las montañas de Kiev.

Su corazón era el único ruido distintivo en la habitación, Aries ni siquiera podía escuchar su respiración.

Nervios. Aries estaba nervioso.

No, él no estaba nervioso. Aries estaba aterrado.

El signo de fuego apretó sus puños fuertemente, colocándolos encima de la pequeña mesa que se encontraba en el lugar. Hace demasiado tiempo que no experimentaba ese sentimiento que apretaba su corazón y lo reducía a una pequeña pila de arena. Su terror se concentraba en sus palabras. Su terror lo comía.

Las noches pasadas habían estado llenas de recurrentes pesadillas. Sus oídos aun podía escuchar los gritos de los ciudadanos y la sangre bañando las paredes blancas y el suelo de mármol puro. Aries aún podía visualizar la sangre manchando su cara y sus manos llenas de ese líquido viscoso. Un rojo muy oscuro.

En unos momentos las puertas se abrirían  y comenzaría la tortura de revelar todo lo que vio. Todo lo que vio, y todo lo que no pudo hacer. Sus labios se apretaron automáticamente, sus dientes mordían el interior de su mejilla. Un signo de miedo.

Aries no quería revivir esos momentos pero igualmente sabía que su testimonio era necesario para atrapar a los culpables. Eso no lo hacía sentir mejor de todas formas. Aries estaba mayormente preocupado por hablar sobre lo sucedido. Desde que el ataque ocurrió el rey había evitado a toda costa hablar sobre el tema. Incluso con Escorpio, una de las pocas personas que poseía toda su confianza.

Así de mala era la situación, Aries estaba muy asustado de revelar mucho de sus sentimientos, muchas de sus debilidades. Mostrar demasiadas emociones era una señal de debilidad en sus tierras, más si eres un gobernante poderoso. Su padre jamás lloró en frente del pueblo, incluso cuando su hermano pequeño falleció de una grave infección. Jamás dejó que su voz se quebrara o que su rostro dejara ver algo más que solo seriedad y autoridad. Jamás.

Jamás.

La puerta gris se abrió y una persona muy conocida entró a la fría habitación. El chico de ojos grises, tan grises como las piedras, camino hasta la pequeña silla que se encontraba en frente de Aries.

— Mi Rey,— dijo el individuo de forma seria y con solo un pequeño tono de familiaridad. De entendimientos. — Entre más rápido comencemos, mejor.

Aries solo asintió por su parte, sus ojos avellana encontrándose con los grises de la cara familiar. El individuo comenzó a hablar sobre reglas, procedimientos y un montón de cosas inservibles que Aries no tenía ni una sola pizca de interés. Mientras este hablaba, Aries decidió analizar el familiar rostro de su subordinado. El chico tenía una piel ligeramente más pálida que la de él, su cara era angular pero no de una forma agresiva sino de una forma suave y juguetona. Sus labios eran pequeños y rosados comparados a los labios rojizos y carnosos de Aries. Su cabello era un desastre de rizos negros por todas partes, todos esparcidos por todos los lugares imaginables. Casi como si cada uno decidiera a donde ir de forma independiente como las olas de mar. El hombre vestía un traje azul marino con destellos de plata que hacían resaltar sus pequeños ojos grises.

Falling KingdomsWhere stories live. Discover now