Capítulo 3

3.4K 366 181
                                    

Hoodie se sentía más calmado ahora que la lluvia había tomado un pequeño descanso en aquella isla.
Se encontraba admirando una vez más la belleza de su amada cuando está estaba leyendo un libro tranquilamente.
Cómo la noche anterior Masky lo había tomado por sorpresa , no le quedó más remedio que despedirse de su chica. Sin embargo al día siguiente , que era hoy , vino más temprano para compensar el tiempo que estuvo sin observarla.

Sus ojos habían recuperado aquel azul cielo que en un pasado se perdió. Todo gracias a ella , a su castaña.
Prácticamente su ritmo cardíaco aumentaba más y más cada vez que ella pasaba de página a la misma vez que ponía una expresión de emoción. Aquella misma expresión le emocionaba a él también.
Tanto tiempo llevaba sonriendo que sus mejillas se encontraban doloridas.

No fue hasta un par de horas que la joven no había caído en los brazos de Morfeo , volviendo a dejar la luz de la lámpara encendida. Él con algo de impaciencia se acercó , apagando aquella molesta luz para volver a contemplar a su amada. Sentía que se moría cuando la veía dormir , se sentía tan relajado... Actualmente no dejaba de preguntarse cómo sería abrazarla ¿Sería cálida , o se separaría tras no poder aguantar su fría piel fantasmal? Quizás nunca tendría la oportunidad de darle un abrazo , ni siquiera por sorpresa.

La vida de un espíritu era demasiado difícil. No podía apenas dormir , comer y muchas veces estaba trabajando junto con Masky y Tobby. Por supuesto las horas de descanso las malgastaba para ir a aquella isla y visitar a la muchacha ¿Para que dormir si podía verla a ella? Descansar cerrado los ojos ya no estaba en sus planes. Ahora solo descansaba si podía verla a ella , noche tras noche y cuando se ponía el sol.

A veces tenía miedo de perderla , o de que le pasará algo y él no poder estar presente. Era por eso que aprovechaba por las noches para tomar el diario de manera "prestada" que pertenecía a la castaña. Y efectivamente , aquellos miedos desaparecían cuando leía las quejas hacia sus compañeros , familia o exámenes ¡Incluso se veía tan linda su letra cuando se quejaba! Tenía ser suya , cueste lo que cueste , no dejaría que ningún idiota se le adelantará y hacerle daño a la que sería incluso su futura esposa.
¡Qué bien suena! Si él estuviera vivo podrían formar una familia. Aunque nunca había escuchado del intento de dejar embaraza a una mortal... ¡Podrían ser los primeros en intentarlo , sería genial!

Pero había un problema. Uno no , dos problemas. Bueno , varios problemas.
Estaba Masky , su mejor amigo , que lo vigilaba constantemente para llamarle la atención numerosas veces. Y por último , pero el más importante, Slenderman.
Slenderman últimamente se estaba volviendo bastante conocido a diferencia de sus proxys. Era un "hombre" bastante alto y delgado , de tez prácticamente blanca como el papel y no poseía rostro. Podría ser perfectamente una criatura deforme , al igual que era y es un "jefe" o "padre" muy exigente. Él está empeñado que los proxys que no van a descansar deben estar trabajando, ya que según Slenderman ha crecido considerablemente el número de víctimas en estos últimos años. Víctimas que desnudan poco a poco a los Creppypastas , dejándolos al descubierto. Sí se entera de que esas horas de sueño las utiliza para verla...

¡No! No podía dejar que eso sucediese. No dejaría por nada del mundo que su amada cayera en un infinito y frío infinito de oscuridad. Algo que él sintió durante un tiempo antes de ser proxy.

La protegería con toda su alma , que era lo único que le quedaba.

No sabía cuánto había pasado. El tiempo transcurrió demasiado rápido para él y ya los primeros rayos de sol comenzaban a traspasar las cortinas. La castaña gruñó tras el rugido del despertador.
Hoodie no pudo evitar sonreír cuando ella se levantó de la cama con un rostro adormecido.
Retrocedió para dejarle su espacio , apoyando a la misma vez parte de su ancha espalda en el cristal mientras la analizaba de pies a cabeza.

De todos modos algo no iba bien ,y se notaba por el brusco color de tez de la muchacha que tras acercarse al espejo su rostro era igual del blanco que el papel. Siguió los ojos de la muchacha.

Y fue ahí cuando se enteró que parte de su pasamontañas estaba siendo reflejado en el cristal.

Como romperle el corazón a un muerto. (Hoodie y tú) Where stories live. Discover now