「 Escenarios 」Kaminari Denki.

16.⚡

Drabble.

“ ¡Fué el gato! ¡¡Lo juro!!... ”

Bakugō Sister.

El vivir con Kaminari Denki es difícil.
Pues el rubio puede ser muy despistado y puede llegar a derribar los jarrones por su torpeza, pero su agilidad salva al pobre jarrón.
Justo en este momento te encuentras con el joven rubio de aproximadamente 17 años, ambos sentados en el sofá con una frazada en las piernas de ambos y una tierna y blanca bola de pelos entre ustedes.
El gato de ambos "Mew-chan". Un lindo gato blanco de botitas anaranjadas al igual que su cola que de paso es rayada.

Te levantaste del sofá desconcertando al rubio, quién seguía acariciando al gato blanco a su lado.
Fuiste a tomar tu cartera y fuiste a acariciar aquel minino.

— Volveré luego, iré a comprar dos vasos de natilla, ¿Denki? ¿Puedes estar solo?... - Preguntaste al rubio quién te miraba con una sonrisa ladina, la verdad; dejar a Kaminari solo junto al gato era todo un caos.

— Claro, no te preocupes. Yo estaré bien, a compañía de Mew-chan. No te preocupes demasiado. - Comentó con una sonrisa mientras tomaba al ronronoso gato entre sus brazos.

— Muy bien, no tardaré mucho. - Comentaste mientras besabas la cabezilla del adorable gato y también te pagabas de puntillas para besar al rubio. - ¡Cuidado con los jarrones! - Y saliste del hogar.

— 🌻 —

Ibas llegando de la tienda que estaba cerca de los departamentos en los que vivías junto a Kaminari.
Con la bolsa llena de natilla de vainilla y chocolate, lista para entrar al departamento.
Pero el sonido de algo rompiéndose te alarmó.
Temiendo por qué Denki se haya hecho daño entraste dejando todo en la puerta de la entrada, llendo descalza a la sala de estar.
Pero, no había ningún herido.

Solo Kaminari quien sostenía un gato que le estaba mordiendo las manos, este te miró directamente y veía de paso aquellos jarrones y fotografías rotas en el suelo.
Y allí lo notó, una temible aura oscura rodeaba tu ser, intentando no explotar en ese mismo momento.
Salir con los Bakugo trae consecuencias.

Miraste al rubio directamente a sus ojos dorados, tus ojos rojos cual rubí estaban encendidos en llamas, asustandolo demasiado.
Mientras soltaba aquel desgraciado gato blanco en el suelo mientras este corría a las habitaciones.
De tus manos salían pequeñas explosiones y lo mirabas con una sonrisa cínica.

— ¡F-Fue el gato! ¡¡L-Lo juro!! - Soltó mientras veía como te acercabas lentamente a él con aquella sonrisa plasmada, lista para explotarle la cara.

En conclusión...
...
¿Alguien quiere Pikachu asado?