26: Y te digo adiós.

1K 92 27
                                    

Vamos de camino al funeral de Yef. Es que ni me lo imagino dentro de una urna. Su perfecta belleza de admirar no debería estar ahí.

No voy arreglada, solo llevo unos pantalones y una camiseta negra, que justamente era de él. Aún tiene su olor impregnada en ella, huele fabuloso.

Cuando llegamos a su casa a la primera persona que me topo es a su madre. 

Está destrozada, Yef era la luz de sus ojos, era su único hijo, no me imagino como se debe estar sintiendo. 

Ella me mira y la abrazo fuerte, no la veía desde que tenía quince años y ahora que nos vemos es solo por esta situación.

—¿Estás bien, cariño?—me pregunta mientras acaricia mi cabello—. Fui a visitarte un día después del accidente pero aún no habías despertado.

Asiento frenéticamente con la cabeza y ella me sonríe con dulzura.

Veo a lo lejos la urna, y siento miedo de acercarme a ella. Trago grueso y de camino agarro a Luke del brazo.

—¿Me acompañas, por favor? No quiero ir sola—le pido y hago una mueca. 

Él asiente y nos acercamos lentamente.

Siento como si el corazón se me quisiera salir del pecho, cuando llego a la urna, me acerco al vidrio, temiendo. 

Busco la mano de Luke nerviosa. 

Y lo veo, su piel canela, esta pálida, sus labios están secos y en la parte de la ceja y la cabeza tiene una gran cicatriz. Pero aun así sigue siendo guapo. 

Mis ojos empiezan a picar y no me contengo, lloro mientras acaricio el vidrio. Luke me abraza por la espalda.

—¿Por qué tenías que irte ahora?—pregunto mirándolo—. Contigo vi la oportunidad de ser feliz, creí que estaríamos bien, pero no fue así. Quizás el destino así lo quiso, pero quiero que sepas que te llevas una parte de mi contigo, la mejor parte quizás.. siempre te recordare, Yef. 

»Agradezco rotundamente el día en que te vi otra vez y que por fin las cosas quedaran bien. Tal vez eso era lo único que debía pasar, que todo estuviera bien entre nosotros de nuevo, pero me alegra haber ido más allá. Me alegra haber roto barreras. Por cierto, si me quieres ir a jalar los pies te dejo, tienes el camino libre.

»Gracias por haber estado conmigo estos meses, Yef. Te amo, y lo admito muy tarde, pero te amo y te amé tanto. Te dejo ir, y te digo adiós.

Beso el vidrio de la urna y me alejo. Camino hacia afuera de la casa donde se encuentran los demás.

—Calum—llamo la atención del chinegro—. ¿Te puedo pedir algo?

Él asiente y lo jalo de la camisa arrastrándolo lejos para que no me escuchen los demás. 

—Cuando estemos en casa, ¿Podrías darme un cigarrillo, por favor?—le pido y me mira atónito.

—Estás loca si crees que lo haré.

—Por favor, será solo uno, lo prometo—le aseguro.

Él rueda los ojos y al final acepta.

Ahora estamos en el cementerio, no he llorado más, raro, pero si

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ahora estamos en el cementerio, no he llorado más, raro, pero si. No lo he hecho. 

Sé que a él no le hubiera gustado que llorase tanto. 

Ya van a bajar la urna al hueco. Salimos de un hueco y a un hueco regresamos.  

Comenzaron a bajarlo y al escuchar los gritos desgarradores de su madre, sentía que se me desgarraba el alma. Preferí irme a llorar al auto, no marico, paso pena yo ahí.

Me pongo en posición de bolita trastornada y es que ahora no quiero nada. De verás, aún se me es difícil asimilar todo esto. 

Y como yo sigo chillando y sumida en mi desgracia no me doy cuenta de que Mike está tocando la ventana del auto. 

Abro la puerta y él se sube. El maldito me mira y se ríe.

—Pareces una cosita rara, Grecia—bromea riendo.

Puto.

—¿Que haces aquí?—le pregunto limpiándome los mocos.

—Los funerales y entierros no son lo mío, ya me despedí de él. Y veo que tu estas en ese proceso—golpea mi hombro y suelta una risa.

¿Como se puede reír cuando yo ando así?

—Grecia, debes dejarlo ir, aferrarte solo te hará más daño. Debes estar consciente que él no querría para nada eso. Y me río porque es algo que él hubiera hecho si me hubiese muerto yo—explica y vuelvo a limpiarme los mocos—. Él fue una excelente persona, así que debemos recordarlo como tal. Merece la paz, pero si no lo dejas ir no estará en paz, no dejarás a su alma descansar.

A veces creo que Michael tiene noventa años. Es un gatito sabio.

Y tiene razón, debo dejarlo ir.

—Pero, ¿Cómo lo dejo ir?—pregunto y un sollozo se me escapa.

Mike me abraza y habla:—No puedes cerrarte y deprimirte, tienes que aventurarte, haz cosas en su honor. Con esfuerzo avanzarás y cuando mires hacia atrás sin darte cuenta ya lo abras superado—dice con simpleza acariciándome el cabello—. Y cuando creas que estás lista, ábrele tu corazón a alguien más.  

Reímos.

—Y si es Hemmings mejor—añade y yo suelto una carcajada.

Con todo lo que ha pasado, he dejado por completo de lado lo que siento por Luke, ni siquiera había pensado en ello. Creo que lo estaba evitando, pero bueno.

—Recuerda, hazlo solo cuando estés lista—me recalca y me revuelve el cabello.

Yo sonrió y él me abraza de nuevo.

Michael es perfecto para conversar cuando tienes una crisis existencial, emocional y de amor. Para contactarlo llamar al 0800mikeboo. 

El gatito tiene razón, debo aventurarme, avanzaré y lo superaré. 

Y cuando crea estar lista volveré al juego del amor. O quizás antes, quien sabe.

¿Y ahora?

Puto Michael, resuelve una crisis pero aviva otra.


LATINA ―5SOS.Where stories live. Discover now