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Una vez en esa sala blanca.

Me están lastimando, la están lastimando, nos están hiriendo.

Nos están tocando y nuestra piel arde con cada movimiento, sangra, sangro, sangramos.

Tenemos a los de banco sosteniendo mis muñecas y se siente como si me clavarán una cactácea en mi cuerpo.

Siento las lágrimas caer por mis mejillas y la escucho susurrar en mi corazón lo mucho que lamenta herirme de esa manera.

Más sin embargo no la dejo terminar por qué sus lágrimas arden más que el mismo fuego que me recorre.

Te amo, fue lo que susurré en su oído.

-no importa cuánto me lastimes ni cuánto duela... Duele más verte arrepentida, somos una, lo recuerdas?...-.

Acaricié su cabello y bese sus lágrimas y bese mis heridas.

No importa si mi piel este marcada por siempre, es un sello, firma de nuestro amor eterno.

El amor propio.

No importa que mi cuerpo sangre, son las manchas de que poco a poco ganamos está guerra, juntas.

No importa si mi pelo cae, honestamente me gusta el pelo que nace después.

Es como si nos marchitaramos y luego volvemos a nacer.

No importa cuánto duela... Te amaré, siempre.

Perdóname a mi por dejar que quieran que te lastimen de esta manera para hacer que te alejes de mi.

Perdóname por dejar que jueguen con nosotras.

Seguirás en mi memoria, en mi cuerpo y mi corazon.




• Leucemia •Where stories live. Discover now