El día era lluvioso, hacía frío y las gotas tocaban mi ventana como si dijeran.
'abrigate por qué afuera hace frio'.
Mi cuerpo dolía más que ayer, me costaba un poco respirar, mis pulmones dolían al respirar el frío de la habitación.
Mi dedo medio sangraba.
Mi brazo dolía y mis ojos hinchados por el llanto de la noche anterior.
Era un día más.
No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie, ni siquiera quería tocarlos.
Tenía tanta tristeza que temía a que cuando les mirará ellos verían mis ojos hinchados.
Temía a que cuando les hablara notarán mi voz ronca y dolida.
Temía que cuando me tocarán mi corazón se reventaría como un globo en un cactus; y al igual que qué la noche anterior reventaría en llanto.
Mi corazón dolía tanto que necesitaba un abrazo, uno de esos que doy yo.
Un abrazo lleno de amor.
Pero mi alma era tan dulce que no quería que la tristeza se contagiará como gripe en el aire.
Los vi a todos, lo ví a ellos, el, ella, estaban preocupados, me veían con extrañeza.
Sus ojos se clavaban en mi, tenía miedo, pánico y ansiedad.
El ruido entro por mis oídos y con el mi corazón empezó a latir rápido.
Mi puño prendió fuego.
Y un grito de terror y desesperación salió de mi garganta.
Desperté.
Era un sueño.
Uno de esos que me susurran que debo cambiar todo.
El día era lluvioso, hacía frío y las gotas tocaban mi ventana como si dijeran.
'abrigate por qué afuera hace frio, mantén la mirada en el suelo, sonríe y estará bien'
Mi cuerpo dolía más que ayer, me costaba un poco respirar, mis pulmones dolían al respirar el frío de la habitación.
Mi dedo medio sangraba.
Mi brazo dolía y mis ojos hinchados por el llanto de la noche anterior.
Era un día más.
