con fuego me ire

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¿Donde encuentro mi cuerpo?

Mire mi reflejo y no era yo.

Vi una piel herida y manchada con gotas de sangre y marcas de guerra, tan amarilla como atardecer.

Vi unos ojos tan tristes que juraba que su color eran rojos como la sangre.

Vi un cabello tan corto que me dio pena preguntar donde estaba lo demás, tan opaco como el pavimento y tan enredado que parecía que un ave saldría en cualquier momento.

Vi una boca tan pequeña que dudé si en ella cabía comida, unos labios tan delgados y tan rotos como una hoja de otoño.

acaricie con temor mi reflejo, pues ese no era mi cuerpo.

Mi piel era tan morena como la arena y tan suave que parecía terciopelo.

Mis ojos eran grandes y expresivos, y su color café era inigualable incluso con los árboles.

Un cabello tan largo que incluso las flores nadaban en el de tan suave que era.

Y una boca tan habladora que incluso las aves cantaban conmigo.

No había nada de una linda castañita.

Era el ejemplo del cáncer, un recipiente en su máximo esplendor.

No era yo, era ella.

destrozo tanto mi piel que la enfermedad se comió mi cuerpo y lo volvió cromático, pinto galaxias sin estrellas.

Me hizo llorar tantas veces que mis ojos yacen siempre como capullos, y de ellos como lágrimas los pétalos caerán.

Tiro de mi cabello hasta dejarme sin un ciclo al que cortar el año siguiente.

Grite tantas veces que destrozó mis labios y en el solo agua corre.

El cáncer ataca tu cuerpo hasta no reconocerte incluso si tienes aún tu voz.

Grite donde estaba, donde se hayaba mi cuerpo.

Nadie con cáncer se conoce, sus nombres lo saben pero no recuerdan haber nacido en un cuerpo tan muerto.

Como pequeña luciérnaga, somos atrapados en frascos donde nos hacen brillar hasta morir en la total obscuridad.

La vida me dio el don de ahogarme en mis lagrimas para descubrir el suave de los colores al pintar un trozo de papel con ellos.

Pintare rostros conocidos de gente totalmente desconocida para si mismos.

Pintare insectos que simularan la tristeza carcomiendo el autoestima con belleza y furor de una alma enferma e inocente.

Pintare un rostro que es abrazado  por la naturaleza mientras intenta detener a los miles de insectos que quieren con agresividad su vida acabar.

Y en el infierno el inocente intentará sonreír con amargura aún si siente la tibieza de su sangre escurrir.

Me lanzare al agua aun si no se nadar, dejaré que el agua entre en mis pulmones por un intento desesperado de calmar mis demonios.

El agua me hará flotar y el frío de mi cuerpo hará mis dientes sonar.

Las estrellas se reflejarán en mi piel húmeda y la luna besara mis labios por un intento de reanimar lo perdido de mi esperanza.

Tome con mis manos el doloroso sentimiento dibujado por mi en un trozo de papel y en llamas se prendió.

La amargura se volvía negra y poco a poco se caía en pedazos mientras la tristeza era consumida en llamas por la desesperación.

Susurre un ritual para mis penas calmar.

Y así como el papel, mis esperanzas de vida renacieron de las cenizas y les dejé volar por el aire.

Incendie una parte de mi alma y le deje ir.

Ante la desesperación de la esperanza siendo consumida en llamas en las cenizas dejó los restos de mi vida.

Si no escapó por un lado, escapare deambulando en el aire como si cenizas fuera.

Dibuje.

Pinte.

Queme.

Y me de deje ir.

Hasta que las acuarelas se rompan, hasta que el pelo de mis pinceles caigan, hasta el papel se acabe, hasta que mis manos duelan, hasta que mi mente muera...

Incendiare mis sentimientos y los dejaré ir con la luna.

Y al final, quemare la casa de un recipiente creado por el cáncer, un recipiente cubierto de tristeza.

Quemare mi casa y dejaré que mi cuerpo caiga con ella.

El fuego me abrazara y en mis pasos fuego dejaré y con fuego me iré.

• Leucemia •Where stories live. Discover now