verde

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Hay algo que quiero decir, pero mi boca no habla y mi cabeza no piensa.

Busco algo pero mis ojos no ven y mis manos no sienten.

Todos me ven y yo no veo a nadie.

Cuando mi alma se rompe, mi cama me ahoga entre en sus sábanas, el calor me sofoca y mis lágrimas se impregnan y con sangre, manchan mi almohada.

Mi figura se grabó, como diciendo que siempre estuve ahí.

Mi habitación se llenó de plantas sin darme cuenta.
Fue más sorprendente sentir como su verde era más cálido que el corazón de un humano.

Su verde no cuenta con ojos para ver mi desesperación, no tiene oídos para escuchar mis plegarias ni boca para juzgar mis errores.

Era un verde abrasador con el poder de mil soles.

Amor

Me concentré tanto en mi dolor que olvide de la calidez de amar.

Toque su piel y bese sus labios mientras nuestra esencia se mezclaba, me sentí extraña, pero me sentí viva.

Tenia el amor frente a mis ojos, cuidé de él como si de una planta se tratara, limpie sus hojas y lo vi crecer, pero nunca le dejé expandirse.

Sus raíces estaban encerradas en macetas de barro llenas de musgo pero sus hojas me cantaban.

Lo sé, le amo tanto, que me da miedo tener este sentimiento de regreso, pues siento que existo por amor,  pues es como un progreso que estoy indispuesta a sentir.

Cuando tuve miedo de tocarle, me acarició con dulzura.

Cuando tuve miedo de besarle, me dio una media luna con ternura.

Tuve miedo de tocar el sol cuando tantas veces el frío me acariciaba.

Tuve miedo de sentirme tan vulnerable.

Y es que era tan adorable que le mostré la desnudez de mi corazón.

La ansiedad se comía mis uñas y la depresión mi alma devoraba mientras en mi cama la muerte me esperaba.

Me puse de pie y vi mis plantas con amor, acaricie con mis manos el barro y sus hojas mientras con felicidad mi puño interrumpía sus raíces.

Meti mi mano en la humedad de la tierra y con ella libere sus raíces.

En mis uñas sus restos pintaban con suciedad mi cuerpo.

Y con mis propias uñas abri mi pecho dejando al aire el único órgano que me dice que aún vivo.

Coloque sus raíces en mi pecho y le deje envolver mi corazón mientras en mis pulmones descansaban sus hojas.

El verde no cuenta con ojos para ver mi desesperación, no tiene oídos para escuchar mis plegarias ni boca para juzgar mis errores.

Si amar significaba vivir, entonces preferiría morir.

Por todas la veces en las que mi pecho se abrió y de mi boca salieron mariposas como fuego, y por todas esas veces en las que regresaron como serpientes.

Serpientes que apresaron mi corazón asfixiando el sentimiento de amor.

Los químicos quemaron mis mariposas e incendiaron mi cuerpo.

Apagaron mis ojos y ataron mis manos.

De mi boca la serpiente salía mientras de mi corazón mis sentimientos le daban fuerza para asfixiar mi alma en pena.

La desesperación ahogaba mi respiración mientras el dolor mi cuerpo sofocaba.

Mis ojos dolían mientras las mentiras uno se comian.




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