capítulo seis

4.6K 492 32
                                    

Eunyeon

El día de la exposición de Taehyung había llegado, al fin, y extrañamente yo parecía más emocionada que él por ello. Por desgracia, no había podido acompañarlo a la galería en la que tomaría lugar para ayudarle a organizar el evento como me habría gustado y cuando había hablado con él esa misma mañana, antes de que se dirigiera al local que había alquilado para el evento, me había parecido ver un deje nervioso y algo atemorizado en sus ojos.

Aunque no me lo había dicho personalmente, sabía que a Taehyung no le había molestado el hecho de que no pudiera estar con él desde el primer momento. Pero eso no hacía que me sintiera menos culpable. Así que había decidido darle una sorpresa. Sabía que un día como aquel mi amigo iba a estar más que nervioso y conocía a la persona perfecta para calmar esos nervios.

Por eso me encontraba un viernes cualquiera a las puertas del edificio que alguna vez había sido como un segundo hogar para mí y el cual hacía diez años no visitaba. Sin saber exactamente de dónde había sacado el valor, subí el primero de los escalones que daban a las altas y anchas puertas acristaladas de la entrada.

Había cambiado mucho desde la última vez que había pisado aquel lugar. Las paredes estaban pintadas un color azulado más claro de lo que recordaba, dándole una sensación de amplitud a la recepción. De estas mismas colgaban algún que otro retrato de las directoras que habían pasado por el mando de la escuela, y en la pared opuesta colgaban fotografías tomadas durante los certámenes de baile que organizaba la academia a finales de diciembre cada año desde hacía más de cuarenta años.

Vagando entre los rostros infantiles de las fotografías me encontré con una Eunyeon de apenas ocho años, a la que le faltaban dos dientes y que, acompañada de la que era su profesora de danza, alzaba un trofeo mientras sonreía ampliamente. Al lado de esta imagen se encontraba la de un crío poco más mayor que yo en aquel entonces, tan solo unos meses, vistiendo unas mayas negras y un maillot blanco. Ambas manos ocupadas por un trofeo y tras él la misma maestra sonreía con orgullo y cariño a la cámara.

Sus niños. Sus prodigios.

—No me lo puedo creer. ¿Eunyeon?

Me giré asustada al escuchar mi nombre y me encontré de golpe con un grupo de tres chicas cuyos rostros se me hacían más que familiares. Todas sonreían ampliamente y yo no pude evitar sonreír con ellas, avanzando con zancadas amplias en su dirección. Tenía frente a mí a las que habían sido mis mejores amigas durante mi infancia. Lucían mucho más altas y esbeltas gracias al entrenamiento, pero mantenían sus rostros juveniles, casi infantiles, con las mejillas enrojecidas y los ojos brillosos por la ilusión.

Nos unimos en un tierno y ansiado abrazo que resultó reconfortante después de tantos años alejadas. Sojung, la más mayor, fue la primera en pellizcar mis mejillas mientras daba saltos a mi alrededor. Me zarandeé entre risas para liberarme de ella.

—Te voy a matar —protestó Minjae, la más pequeña pero la más imponente de todas.

De ellas tres, era la que más había cambiado. Su cabello ahora lucía algo más largo de lo que solía, casi a la altura de los hombros, y estaba teñido de un rubio anaranjado que hacía destacar sus mejillas sonrosadas naturalmente. Me miró fijamente, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—¡Ni una llamada, Eun, ni una! Ni una sola visita en años.

—Lo sé, lo sé. Lo siento.

—Creíamos que habías muerto —agregó Sojung.

—Tuvimos que irnos del país por el trabajo de mi padre y... Lo siento, chicas.

Me sentía una horrible persona mintiéndoles de manera tan descarada, pero no había otro modo de salvar aquella situación. Para ellas seguía siendo Jeon Eunyeon, la hija de los señores Jeon, los cuales seguían felizmente casados. No tenían la menor idea de por qué dejé la danza, tampoco el porqué había desaparecido de la zona residencial en la que solía vivir, la cual se encontraba a escasas cuadras de la urbanización en la que vivían ellas. En aquella academia el tiempo no había avanzado ni un solo segundo, cosa que yo agradecía.

THE SYBARITE (RK #1) » min yoongi ✔Where stories live. Discover now