capítulo dieciséis

4.2K 460 144
                                    

Eunyeon

Caminaba de un lado a otro de la habitación pensando cómo demonios iba a ocultar tales marcas de mi padre. Mi rostro había quedado destrozado tras los golpes de Byounggon, y el maquillaje que Taehyung me había prestado no era suficiente para disimular la hinchazón y el tono amarillento y moráceo que estaba tomando mi piel.

Había podido ocultarlo por la noche, fingiendo estar dormida cuando mi madre entró en mi cuarto y cubriendo mi cara lo máximo posible con las sábanas. Sabiendo que se iría temprano por la mañana a trabajar y habiendo dejado claro que no la acompañaría, no tenía por qué preocuparme. Y no era ella la que me preocupaba, sino más bien mi padre, él y toda su nueva familia, con la que nos había invitado a cenar.

Ese había sido el principal motivo por el que Jungkook y yo habíamos discutido. También por el que yo había terminado borracha llorando por las esquinas abandonadas de Seúl y pidiendo ayuda desesperada al imbécil de Byounggon tras haberme acostado con él. No era la primera vez que lo hacíamos, ni la segunda, pero la última vez que lo había visto me juré a mí misma no volver a tocar a aquel hombre. Para mí desgracia, el whisky había nublado todos mis sentidos y yo solo podía pensar en conseguir dinero para salir del país lo antes posible y no volver a verle la cara a mi padre.

—¿Eun?

Los nudillos de Jungkook golpearon la puerta de mi habitación y su cabeza asomó por el pequeño hueco que había dejado abierto.

—Déjame en paz, Jungkook.

—¿Sigues enfadada?

—No quiero hablar.

—Eunyeon, no seas así de infantil.

—¿Infantil? —bramé—. No tenías ningún derecho a aceptar ir a esa cena por mí.

—Pensé que querrías volver a ver a papá después de tanto tiempo.

—Vaya... Realmente eres más estúpido de lo que pensaba. Ese hombre ni siquiera me reconoció cuando me vio. ¿Crees que tengo ganas de ir a cenar con él? No será como tú esperas. No iremos para echarnos unas risas mientras rememoramos viejas anécdotas, porque no tenemos ni una sola anécdota que compartir con él.

—Creo que estás siendo demasiado dura.

—Y yo creo que te estás comportando como un crío. ¡Abre los ojos de una maldita vez, Jungkook! Ese hombre no nos quiere. No lo hizo cuando éramos pequeños y no lo hace ahora.

—Si mamá te oyera decir esto se avergonzaría de ti.

—Más te vale que nuestra madre no se entere de que ese sinvergüenza ha vuelto a la ciudad por el bien de su salud. Ahora vete, tengo que hacer algo con esto. —Señalé mi cara.

—Eso también deberías ocultarlo. —Con su dedo índice apuntó a mis brazos y piernas, descubriendo moretones que no sabía que tenía.

Suspiré cerrando los ojos.

—Gracias por el consejo. Ya puedes irte.

—Venía a darte esto. —De detrás de su espalda sacó una bolsa de papel rosa con el nombre de alguna tienda de la que yo nunca había oído hablar en caligrafía dorada. Fruncí el ceño recogiendo la bolsa y mirando en su interior—. Papá me lo dio para ti cuando nos vimos el otro día. Quiere que lo uses en la cena.

—Perfecto. Ahora pretende comprarme con vestidos caros. ¿Qué eres, su paloma mensajera?

—Yo solo quiero que todo vuelva a la normalidad.

—Eso es imposible, Jungkook. Y si fueras lo suficientemente inteligente te habrías dado cuenta antes de acceder a ir a esa cena.

Sin decir nada más salió de mi habitación, cerrando la puerta de golpe tras él. Solté la bolsa sobre la cama y hurgué entre los cientos de papeles blancos que rellenaban el espacio vació, hasta dar con la tela suave del vestido.

THE SYBARITE (RK #1) » min yoongi ✔Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz