capítulo veinticuatro

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Eunyeon

( primera parte )

Once días después de que Jungkook desapareciera de nuestras vida, finalmente la fecha había llegado. Por mucho que luchara contra ella, aquella era nuestra realidad. Mi madre iba a enfrentar a mi padre después de años. Y, por si fuera poco, su reencuentro sería en los juzgados.

Debía admitir que estaba más que preocupada por mi madre, pues su estado mental peligraba y me temía que encontrarse cara a cara con mi padre fuera el golpe definitivo. Aunque no me había recriminado el que le hubiera ocultado que nuestro padre estaba de regreso en la ciudad, sabía que, en el fondo, hubiera preferido que lo compartiéramos con ella desde el principio. Y tal vez si lo hubiera hecho, ahora mismo no estaría hundida en la misma depresión en la que papá la dejó cuando se marchó hace años. Los últimos días mamá no había podido ni salir de la cama. Todo su rostro destilaba dolor, decepción, quizá algo de rabia. Vivía a base de las comidas ligeras que yo le preparaba, estas acompañadas por dos pastillas, a cada cual más grande.

Me dolía verla así. Cada noche me acostaba con la imagen de mi madre deprimida, sin un ápice de felicidad en el rostro. Arrodillada a un lado de su cama veía sus párpados caer hasta quedar dormida bajo el efecto de las drogas recetadas. Solo entonces me permitía derramar las lágrimas que tanto me dolía callar. No podía dejar que me viera así, eso solo agravaría su estado. Yo solo quería que mi madre volviera a ser la misma, que sonriera de nuevo del modo en el que solo ella sabía.

—¿Cómo está? —preguntó Yoongi en un susurro una de las noches que vino a visitarme después de haber tratado de contactar conmigo durante todo el día.

Había tenido que doblar las horas en el trabajo para poder acceder a un buen médico que le recetara a mi madre todo lo necesario lo antes posible. Con eso, y los cuidados de mi madre, me resultaba imposible encontrar un hueco para salir con Yoongi. Me sentía la peor novia del mundo. 

—Tú no te preocupes por eso —comentó él al saber cómo me sentía—. Tu máxima preocupación ahora es tu madre. Yo puedo esperar

Solo pude sonreír y agradecer tener a una persona como él a mi lado en un momento como aquel mientras me dejaba mecer entre sus brazos. Aquella noche, sentados en el sofá del salón completamente a oscuras y con nada más que el murmullo del aire acompañándonos, disfruté de su cercanía como nunca. Y es que, su sola presencia ya me resultaba reconfortante. Sus brazos rodeándome y apresándome contra su pecho eran la mejor de las curas, la única que parecía capaz de hacerme olvidar que mi mundo se estaba viniendo abajo una vez más. Justo cuando parecía que ya podía ver la cima de la montaña, tras tanto esfuerzo, una ventisca me envió de vuelta a los pies de esta. A pesar de todo podía notar como el muro que parecía haberse derribado entre nosotros mucho tiempo atrás comenzaba a reconstruirse. La distancia nos estaba matando a ambos.

Abrí con cuidado la puerta de la habitación de mamá. La desperté de la manera más delicada que pude, dejando de paso la pastilla pertinente y un vaso de agua en la mesilla de noche. Tras un rato largo logré conseguir que saliera del cuarto y desayunara. Mientras yo masticaba un pedazo de manzana la observaba. Sus pómulos estaban más marcados que de costumbre, su piel lucía apagada y mucho más pálida de lo normal. Toda ella radiaba tristeza y amargura.

Jamás se lo perdonaría a mi padre.

Los ojos de mi madre estaban fijos en la puerta de la habitación de Jungkook, la cual había permanecido cerrada desde el mismo día en que se fue.

—¿Crees que estará allí con él? —preguntó sin mirarme.

—Probablemente.

Me agaché hasta tapar su vista. Sonreí dulcemente cuando sus ojos dieron con los míos.

THE SYBARITE (RK #1) » min yoongi ✔Where stories live. Discover now