Capítulo 20

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Pensar en ese tipo de cosas después de dos encuentros seria estúpido. Alguna vez escuchó a Wei Wuxian decir que era un buen gobernante, preocupado por su nación, pero de igual forma no se tentaba el corazón cuando de una traición o una ofensa se trataba. Todos sus enemigos debían morir frente a sus ojos, solo de esta forma encontraría satisfacción antes de empalar sus cabezas como advertencias a aquellos osados que todavía pensaban en ir en contra suya.

El único defecto de Jiang Cheng fue el no saber nada sobre cuestiones amorosas. Cuando sus padres vivían, especialmente su madre intentó más de una vez emparejarlo con alguna bella doncella, la primera hija de un alto funcionario, de algún general, un ministro, inclusive la princesa de algún pequeño reino vasallo del suyo. Sin embargo, él rechazó cada compromiso al no estar a la altura de sus expectativas.

Su futura reina consorte debía ser hermosa, deslumbrante sin igual, de gracia y elegancia dignas de la realeza, con una personalidad blanda que fuera fácil de manejar para él, con excelentes habilidades culinarias, de bordado y etiqueta... Una esposa trofeo. Ninguna de sus posibles opciones cumplía sus requisitos, adjuntando su regla primordial de tener un pequeño encuentro con cada doncella ambos salían en malos términos, por la ofensa que representaba en aquel entonces el príncipe heredero al decir abiertamente sus requisitos y las doncellas, con el corazón roto, humilladas o furiosas al encontrarse con un joven también exigente.

A los catorce años las solicitudes de matrimonio cesaron y el heredero de Yunmeng no se preocupó por buscar una futura reina, ni siquiera alguna concubina.

Seis años después, sin ninguna previa experiencia en el "amor" fue difícil para él describir aquel sentimiento que se creaba cada que veía el rostro de Lan XiChen. Descubrir gracias a sus espías el gran secreto del primer príncipe le llenó de una mezcla agridulce de sensaciones ¿De qué le serviría saber tal cosa? Más allá de usarlo para chantajearlo con divulgarlo ya que, en esos tiempos Lan Huan fue el favorito de convertirse en el príncipe heredero, gobernaría el reino del cual era enemigo. Después de que ambos reyes murieran en batalla Jiang Cheng guardó cualquier posible sentimiento hacia él. No guardó un rencor particular hacia los hijos del emperador Lan, cada parte perdió algo importante en la batalla, pero tampoco debió ignorar las disputas entre ambos reinos después de la caída de sus gobernantes.

Incluso no se preocupó al saber que Wei Wuxian seria su pareja para un bien común.

Sin embargo, después de haber experimentado por segunda vez el encuentro pasional con él seria aún mas difícil dejarlo ir, WanYin era un hombre caprichoso, su deseo de tener al primer príncipe de GusuLan como amante no se esfumaría tan fácilmente, al contrario, Lan XiChen podría considerarse como una droga para él y solo por su orgullo no diría nada al respecto.

Con esas ideas entremezcladas se despertó, todo lo anterior pensado y soñado se fue esfumando conforme la somnolencia le abandonaba. Lo único que permaneció fue una sensación cálida envolverle y una caricia constante sobre su cabello.



WanYin, buenos días —La voz del primer príncipe se escuchó ligeramente ronca pero esto no opacó su alegría, abrazando fuertemente a su amante lo único que pudo ver Jiang Cheng fue el pecho contrario, al alzar el rostro solo se maldijo al saber que se había quedado dormido cuando seguramente a esa hora debió salir del territorio de Gusu.

¿Qué habría pasado con Wuxian? De ser descubierto horas antes debieron buscarlo a él para pedir explicaciones del engaño, en cambio durante la ultima parte de la noche hasta esa mañana no recibió ninguna perturbación... Eso fue una buena señal.

Intransigente | Mo Dao Zu Shi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora