Capítulo 8

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Eve revolvió su armarioen busca de un traje de noche adecuado pero todo su vestuario estabahorriblemente pasado de moda. El año anterior había llevado luto ydurante mucho tiempo había permanecido la mayor parte de las veladasen casa. La delicada salud de su padre la había mantenido alejada dela vida social del vecindario a la que tanta importancia daba suprogenitor. Pasó revista rápidamente a las posibilidades que teníay acabó decidiéndose por un vestido de seda gris bordado de plata.A pesar de tratarse del deseo expreso de Percy, a Eve le parecía unafalta de respeto hacia la memoria de su hermano no llevar luto porél. Edith la peinó y le aconsejó que se pusiera la gargantilla ylos pendientes de plata para añadir un toque festivo.

La tía Mary, Serena ylos otros habían urdido un complot, pensó Eve mientras bajaba alsalón, nerviosa como una jovencita el día de su puesta de largo.Era una estratagema flagrante para postergar la partida del coronel,con la esperanza de que de aquel matrimonio surgiera algo más de loprevisto. Como poco, la idea le resultaba sumamente incómoda. A Evele había sorprendido que el coronel aceptara quedarse, pero suponíaque así se lo había dictado su poderoso sentido del deber. Deseabaque Aidan no se esperara uno de esos actos llenos de fasto a los quedebía estar acostumbrado como hijo de un duque.

Aidan la estabaaguardando en el salón. La tía Mary y Thelma se habían ido prontopara ayudar con los preparativos, O al menos esa era la excusa quehabían ideado para dejarlos solos y hacer que llegaran juntos a laposada Tres Plumas.

—Lamento todo este lío—dijo Eve—. Supongo que desearía estar ya de regreso en su casa.

Aidan se inclinó y larecorrió con la mirada, pero no hizo ningún comentario sobre elvestido que había escogido. Llevaba su uniforme de gala, aunquellevaba zapatos de baile en vez de botas.

—Habría podidorechazar la invitación —le respondió— Lo que ocurre es que yopuedo irme mañana y reanudar mi forma de vida habitual como si nadahubiera sucedido. En cambio para usted no será tan sencillo. Tendráque seguir viviendo rodeada de vecinos que saben muy bien por qué seha casado y por qué vive usted sola, sin su marido. No quiero quesus vecinos piensen que entre nosotros no hay cariño... ni respeto.Tengo que confesar que esta tarde la señora Pritchard me pilló porsorpresa cuando anunció cuál era el programa de esta noche, peroenseguida comprendí que era eso justamente lo que teníamos quehacer.

Hablaba y se comportabade una manera rígida y ceremoniosa. ¿Estaba haciendo todo aquelloúnicamente por cortesía y sentido del deber?, se preguntó Eve. Enlos días que había transcurrido juntos le había parecido entrevervarios indicios indicadores de cierta bondad de ánimo, incluso dealgo de sentido del humor pero... el coronel no sonreía nunca. Eveasintió, dejando que Aidan tomara el chal de sus manos y se lopusiera sobre los hombros, y posó la mano sobre el brazo que letendía.

Había dejado de lloverhacía una hora, pero los cantos rodados de la terraza todavíaestaban húmedos y el aire era gélido.

Eve sintió un escalofríoal subir al carruaje. Se preguntó si el coronel se sentaríaenfrente de ella o a su lado; se sentó a su lado y ella percibió elcalor del cuerpo de Aidan en el brazo y en el muslo.

—Habrá un bailepopular —le explicó ella—. Tocarán músicos del lugar. Sejugará a las cartas, se conversará y habrá bufé. Le resultarámuy aburrido y probablemente estúpido.

—No tiene usted por quédisculparse. Imagino que en cualquier caso será una fiesta sencillay animada.

Eve recordó que una vezle había contado a John una celebración en la que se habíadivertido mucho. John se había estremecido teatralmente y le habíadicho que preferiría que lo arrojaran a una cloaca infestada deratas antes que verse obligado a participar en una velada tan vulgar.Ella se echó a reír, él hizo lo mismo y cambiaron de tema. ¿Habríahecho John lo que se disponía a hacer el coronel, con la únicaintención de que ella resultara respetable a los ojos de sus vecinosy de que no le tuvieran lastima?

Ligeramente casadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora