4_ Desesperanza

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En el Reino del Este la cosa estaba para mal, y Henry Gren era perfectamente consciente de eso. Su mano derecha, Ujier, había intentado asistirle en todo lo posible, pero llegó un punto en el que no se podía hacer nada. 

Para ser un Reino independiente de los demás la mayoría de gente estaba feliz y se conformaba con poder comer todos los días, privilegio que casi todos tenían. Sin embargo los espías que tenía en cada rincón del Reino de Darius estaban de acuerdo en que la gente estaba mejor, y no podía soportar esa idea. Ya tenía 27 años, de los cuales se había pasado 10 gobernando un mísero pedazo del reino sin poder salir adelante.

-¿Ujier, como vamos de hombres? 

-Señor... No estará pensando en atacar a Darius. ¿Verdad que no?

-¿Que otra opción tenemos? Estamos en una guerra fría contra ese hijo de puta que asesinó a mi madre y a Ferry, y esperar para que cayera solo no sirvió de nada. La gente está empezando a abandonarme, y si esto sigue vamos a caer. Necesitamos que la gente vea como cae, y convencerlos de que la Guerra viene de su lado. Pero sobre todo, necesitamos matar a ese imbécil.

-Mírate... Ya eres adulto y sigues hablando como si tuvieras 13. Tienes que seguir adelante, Henry. El accidente no fue culpa tuya.

-No fue un accidente. Fue asesinato.

-Tu padre las mandó a atacar el Sur como medida desesperada, y los hombres de Darius solo se defendieron. Yo estaba ahí cuando dio la orden y conocí a tu padre lo suficiente como para saber que era un imbécil en lo que se refiere a estrategia.

Al instante la daga de Henry rozó el cuello de Ujier con fuerza, y este lo miró con furia.

-Insultas a mi padre de nuevo y te despides del mundo.

-Lo lamento, Alteza. No volverá a ocurrir.

Al oír esto Henry bajó la daga, y miró por la ventana desesperado.

-Necesitamos calmar a la gente. Voy a preparar un discurso para mañana, y espero que funcione.

-Tu decisión, Henry. Sin embargo si pudieras escuchar mi consejo te recomendaría que abandones esta inmadurez que estás haciendo y te unas con Darius. Si tanto éxito tuvo no puede ser tan malo, y no creo que tengas oportunidad contra él.

-Tampoco tenía oportunidad contra Stanley y sin embargo le robé a sus hombres y maté a mi hermanastra usando solo a Sangre. ¿Por cierto, desde cuando estás tan desafiante? Te recuerdo que puedo llamarlo; si tan fanático de los Kartolw eres seguro te interesará estar igual de muerto que ellos.

-Solo era una sugerencia, mi Rey.

-Y lo mío una amenaza. No juegues conmigo; me conoces lo suficiente como para saber de que soy capaz. Daré el discurso dentro de tres días, y espero que me acompañes. No me falles, Ujier.


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