10_ Jaro Kartolw

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La mañana anterior a la boda Darius había alejado a su hijo Jaro para hablar en los Jardines, a lo cual este no se había negado. Una vez afuera ambos se sentaron debajo de un árbol bastante peculiar, con una madera que alternaba entre oscura y clara.

-Dicen que en el Lejano Norte hay un bosque llenos de estos. ¿Te gustaría viajar algún día, hijo?

Durante un momento Jaro pensó que responder, sin estar seguro de que decir.

-No intentes satisfacerme a mi, hijo. Sé honesto.

-Bueno, por un lado es complicado explorar tierras nuevas... Pero si hay que hacerlo tengo que ir yo a la cabeza, y también tiene sus ventajas.

-Exacto. ¿Pero que viajes harías? Porque no es lo mismo visitar que conquistar.

-Nuestro Reino está feliz, padre. ¿Para que necesitamos más tierras? 

-Tienes razón... Pero otra gente no piensa igual. Cuando gobiernes tendrás que darles pelea a los invasores, pero si consigues el amor de la gente esta te va a apoyar. Siempre recuerda que ese amor debe ser mutuo; trata al pueblo como a una novia, y el Reino va a prosperar.

-Evidentemente no conoces mi vida amorosa. Si el Reino fuera mi pareja me acusaría de serle infiel con tierras lejanas y me lincharía públicamente.

Ambos rieron con este comentario, y con esta risa se olvidaron de todo por un instante. Sin embargo Darius sabía que tenía que seguir con la charla, y aquel momento era perfecto.

-Hijo, ya tengo 40 años y tú eres mayor de edad. Si seguimos con la tradición dentro de poco te tocará ser Rey, pero estuve hablando con Leves y ella no tiene problemas con gobernar. Así que ahora necesito preguntarte... ¿Realmente te interesa el trono?

Durante un momento Jaro reflexionó sobre la pregunta, y antes de responder pensó en lo que su padre esperaba que dijera... Pero luego pensó en ser honesto.

-Si, quiero el trono. Pero no soy mejor que nadie más, ni podré gobernar totalmente solo. Necesito aprender a decidir, a pelear, a dirigir gente. Padre, sabes que siempre presumo mis habilidades en combate y en duelos, pero la verdad soy bastante inseguro en lo que se refiere a los demás temas...

Pero antes de que pueda seguir hablando Darius lo interrumpió con un abrazo.

-¿Realmente te gustaría gobernar?

-Si. Creo que podría encargarme de que la gente viva bien, y si las cosas se ponen mal podría tranquilizarlos hasta que logre arreglarlo. Me gustaría poder aportar algo al mundo.

-Te entiendo... Pero no te presiones. Muchas veces las mejores personas son las que menos dirigen y más ayudan. Además decidas lo que decidas la gente va a hablar, pero ninguna de las dos opciones es realmente mala. Solo preocúpate por tú felicidad y la de aquellos que te rodean, y conseguirás que el amor siga prosperando en este reino. Ahora volvamos adentro, que estoy escuchando a Gother intentando escapar.


Después de la muerte del Rey Darius toda la Capital había asistido a su funeral, y la gente de otras ciudades ni siquiera podía entrar en el castillo debido a la enorme cantidad de personas que lo apreciaban. Entre los que pasaron a decir unas palabras estuvieron Leves, Jaro, Tiziana Sisa y Santiago Rocher, pero la aparición que más sorprendió a todos fue la de un hombre de cabello negro largo y entrecano, recién afeitado y bañado.

-Bueno... Antes que nada quiero empezar por presentarme, y espero que después de hacerlo me dejen hablar aunque sea un minuto.

Leves asintió, mientras un susurro se extendía entre la gente.

-Ayer vine presentándome como Lee, pero mi verdadero nombre no es ese. Llevo casi medio siglo en este mundo, y nací y moriré con el nombre que me dieron mis padres: Stanley Kilebee.

En ese momento el susurro se convirtió en un murmullo incontenible, el cual se reforzó cundo Leves sacó su daga y se acercó al hombre. Sin embargo Jaro la detuvo al instante, intentando calmarla.

-Veamos que tiene para decir.

-Gracias, sobrino. Bueno, como muchos sabrán yo solía apoyar a mi hermana, pero al final de la guerra anterior tuvimos... Problemas. Ella me amenazó con matarme, me encerró y me abandonó, pero como terminó muriendo culpé de todos mis problemas a Darius. Durante años esperé a que cometiera algún fallo como Rey, pero nunca pasó nada que no pudiera solucionar. Todos ustedes estarán de acuerdo en eso.

Esta vez la gente asintió en silencio, y Stanley continuó leyendo.

-Hoy vine al Castillo desesperado, con intención de matar a Darius personalmente de una vez por todas.. Pero cuando vi a Rose Her en la ventana todo el odio desapareció, y fui a regalarle mi espada a las novias que ayer se casaron. Ellas me miraron y me escucharon, pero antes de que terminara de hablar nos llegó la noticia de que alguien atacó a Darius. Mi sorpresa llegó al enterarme después, por rumores, de que la asesina había sido la misma Rose Her, consumida por la locura y siguiendo órdenes de mi voz. Lamento mucho esto; a veces la falta de amor nos hace hacer idioteces, pero en este caso el que haya estado rodeada de tanta gente que no la pudo ayudar provocó una tragedia como fue la muerte del Rey, y el suicidio de Rose.

-¡Rose es una asesina, idiota!

Interrumpió alguien del público, y Stanley lo miró molesto.

Es víctima de la soledad y la falta de amor. Hace veinte años me expulsaron de mi propio reino por no prestarle atención a las demandas de la gente, y hasta Ashley se separó de mi. ¿Que fue lo que hicimos ambos sin amor? Ella amó la venganza, y yo amé el vino. Cuando vi que su plan casi tuvo éxito decidí probar suerte y unirme, pero encontré más amor en una sola joven que en una corona vacía. Y Rose será una asesina, pero es la asesina de Tobías Watson y Ashley Kilebee, y gracias a ella tuvieron de Rey a Darius y no a mi. Agradézcanle a ella, y a mi mátenme. He cometido los mismos crímenes que Rose, y realmente quiero verla de nuevo.

Sin embargo Leves no se mostró de acuerdo con esto último.

-Realmente noto un cambio en ti, Stan... Serás encerrado, pero no veo razón para matarte.

-Yo te daré una razón; extraño a Rose, y sin ella no tengo nadie para vivir. 

-Entiendo como es tener a todos tus amigos del otro lado, Stan. Acabo de perder un hermano... Pero la muerte va a llegar igual, mientras que la vida es solo una. No desaproveches esta oportunidad.



Luego de una semana habían decidido hacerle un Juicio a Stanley que concluyó en una condena de un año, y al día siguiente el Reino se volvía a reunir para la coronación de Jaro Kartolw, el nuevo Rey de los Cinco Reinos. El encargado de la coronación era Santiago Rocher, y una vez la corona estuvo sobre su cabeza las primeras palabras del Rey fueron las siguientes.

-A partir de hoy nombro a Leves Kartolw mi Mano Derecha, para hoy y hasta el día de su muerte. Y no hará falta que se arrodillen; este reino tiene que estar hecho con amor real, no con miedo. Así lo quería mi padre, y así lo quiero yo. Así que no importa donde vayan, recuerden que hasta en el rincón más oscuro seguirán sintiendo aquel amor en el que ahora están pensando.

Como respuesta un aplauso invadió toda la ciudad, y fue tan fuerte que logró que la Corona se sacudiera encima de la cabeza de Jaro. Al notarlo este soltó una risa, y sus amigos lo acompañaron. Después de tantos años y tanta muerte por fin iban a continuar adelante, y esta vez sin ningún enemigo que les impidiese ser felices.

Las pérdidas son solo el camino para amar lo que ya tenemos, sin olvidar lo que tuvimos ni depender de lo que conservamos. El interés podrá mover muchas cosas, pero en este reino nada es tan potente como el amor.

FIN

Love Reign IVWhere stories live. Discover now