7_ Tragedia En Los Baños

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Luego de hablar con su hijo, asistir a la boda de su hermana y dormir una siesta Darius se levantó con un inmenso deseo de ir al baño, el cual satisfizo de inmediato. Una de las ventajas de los Baños Reales es que tenían la cantidad de orinales justa para la gente que podía entrar, los cuales eran menos de diez personas. Además contaba con una gran bañera disponible, lavamanos de madera y varias toallas.

Apenas entró se dirigió de inmediato a estos para vaciar su vejiga, y una vez acabó procedió a lavarse las manos. Sin embargo una vez terminó con esto descubrió a Rose Her detrás suyo por el reflejo del espejo.

-Hola, Rose. ¿Que haces con esa ballesta?

Esta no respondió. Parecía estar totalmente inmersa en sus pensamientos, por lo que Darius decidió no voltearse y continuar mirándola desde el espejo.

-¿Te vas a bañar? Porque si es así me puedo ir...

-No. Necesito hablarte.

En ese momento dos pensamientos se encontraban en tensión dentro de la cabeza de Rose, y ambos eran totalmente opuestos. Por un lado estaba el deseo incontenible de contarle lo sucedido al Rey, y suplicarle por ayuda. Sin embargo el miedo al rechazo, la discriminación y la confianza que perdería de decir esto la hacían inclinarse más por la segunda opción: seguir la voz que sonaba cada vez más fuerte dentro de su mente.

-Te sientes culpable por dejarme, mi Rosa Dorada. No te preocupes. Todavía puedes compensar tu error...

Al verla tan extrañamente quieta Darius ya empezó a preocuparse, aunque todavía no se animó a darse vuelta.

-Ellos te van a expulsar si les cuentas la verdad. No estás loca; es normal sentir culpa, sobre todo cuando estuviste mal. Pero te aseguro que si matas al Rey por mi y vengas a mi hermana la culpa se va a ir. Realmente voy a volver, y vamos a ser felices como reyes.

-¡Tú no eres real! ¡Estás muerto!

Al oírla gritar Darius pareció darse cuenta de lo que sucedía, y esta vez no pudo evitar darse vuelta.

-Rose, estás teniendo problemas. ¿Ves gente muerta, no? Te entiendo... Solo suelta el arma y lo podemos hablar.

La tranquilizó, acercándose a ella. Sin embargo esta no pareció calmarse, y apenas vio que su compañero se acercaba soltó un disparo que alcanzó al Rey en el abdomen.

-¿Porque? ¿Porque tuviste que robar el trono que no te pertenecía, Darius?

-Yo no pedí ser Rey, idiota. ¡George Eral me dio el puesto! Sin embargo tomé mi responsabilidad, y lo hice lo mejor que pude. De haberme rendido Cloud y Errol seguirían conmigo, pero sabía que Ashley era mala para todos y tuvimos que eliminarla. ¿Porque no ves lo que está en frente de ti?

-Yo fui quién mató a Ashley, inepto...

Acto seguido volvió a disparar la ballesta, aunque esta vez el disparo pasó de largo y rompió el espejo. Sin embargo Darius ya había caído desmayado, abrumado por el dolor y el pánico.

-Espera, Stanley. Si yo maté a Ashley...

Como respuesta la voz solo repitió lo mismo de antes.

-Te aseguro que si matas al Rey por mi y vengas a mi hermana la culpa se va a ir...

El Rey ya iba a morir. Rose acababa de asesinar a uno de sus amigos, al Rey, por culpa de la voz de un recuerdo. Acababa de joder su vida por algo que podría no ser real...

-Realmente voy a volver, Rose.

Eso estaba mal. Si la atrapaban iban a matarla, o incluso torturarla hasta que confiese. No tenía que quedarse quieta...

-Vamos a ser felices como Reyes. Juntos.

Ya no le importaba el dolor. Totalmente invadida por el pánico Rose sujetó con fuerza la ballesta y saltó a la bañera llena de agua, sin siquiera sacarse la ropa. A estas alturas ya casi no sentía frío, y la pérdida de aire solo acentuaba las palabras de Stanley.

-Te extrañe mucho, amor. Esta vez no hubo suerte, pero pronto vamos a volver a vernos. Después de tanto tiempo.

Y ahora lo entendió: todo ese tiempo la voz era de un muerto, manipulándola para que volviera con él.

Era extraño pensar en todo lo sucedido aquel día. En menos de 12 horas se había levantado, bañado, asistido a una boda, hablado con un muerto, asesinado a un Rey y finalmente vuelto a la bañera en un bonito suicidio.

Le gustaba la idea de morir ahogada. El cuerpo no iba a sufrir heridas visibles, y así estaría más bonita para Stanley y los demás. Además todavía era joven. Desde su boda con Darius a los dieciocho años hasta su muerte siempre había sido una de las más bonitas del Reino, y muchas veces la gente se preguntaba porque no estaba casada.

La respuesta era Stanley. Ahora lo entendía.

Love Reign IVWhere stories live. Discover now