SANACION

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- Hanna-chan... ¡Hanna! - llamó el albino. - esta inconsciente. - informó preocupado.

Komui se quitó la mascara siendo secundado por los exorcistas.

- Buscaré a la jefa de enfermeras para que la examine, quédense con ella mientras vuelvo. - dijo el mayor mientras se retiraba de allí.

- Su inocencia es del tipo parásito, ¿no se supone que debió haber sanado? - dijo Kanda algo irritado, pero se notaba un deje de preocupación en su voz.

- ¡Tsk! Realmente quema.. - afirmó algo nervioso el albino, sintiendo calor en su hombro izquierdo. - Ayúdenme a recostarla, su ala ya se comió bastante tela de mi brazo derecho. - se quejó observando como las mangas de dicho brazo se habían chamuscado.

Ambos exorcistas acudieron a su "rescate", Kanda se colocó los guantes de cuero que se encontraban en una de las mesillas de utensilios, y le paso otro par al albino para poder manipular las alas de la chica.

- Lenalee, sujetala mientras me pongo los guantes, trata de no tocar las alas. - indicó.

La china obedeció y tomo suavemente a la chica, quien aun inconsciente posó su cabeza en el hombro de Lenalee, mientras Allen se colocaba los guantes.

- De hecho, sobre tu pregunta Kanda. - comenzó a decir mientras recostaban a la chica. - es verdad, debería haber sanado, pero cabe la posibilidad, de que haya desactivado su inocencia segundos después de recibir el ataque, si ese es el caso, cuando la activó de nuevo, se sintió como si hubiera ocurrido recientemente.- explicó luego de acomodar junto con el espadachín las alas de la chica, de modo que quedando ella boca abajo, las alas a cada lado de su cuerpo. - lo sé porque me ha ocurrido ya.

La chica temblaba y se quejaba, el calor que emanaban sus alas como autodefensa estaba siendo ya casi insoportable, y calentaba las patas de metal de la camilla.

Allen y Lenalee se alejaron un poco, pero Kanda seguía en su posición, observando el estado agitado de la chica.

- Agh.. - se quejó la pelirroja intentando levantar sus alas aun estando inconsciente.

De pronto, Kanda sintió a Mugen temblar, éste la observó en sus manos y la desenfundó extrañado, al mismo tiempo, Hanna empezó a gritar de dolor, Mugen comenzó a brillar y las alas aumentaron su calor.

- Hanna-chan... no puedo acercarme, ¡El calor es demasiado! Kanda, ¿no te afecta? - dijo Lenalee entrecerrando los ojos por la excesiva iluminación, a lo que el pelinegro negó.

- Eres el único que no siente el calor, ¡Socórrela por el amor de Dios! - suplicó el albino igualmente a unos metros de distancia.

Se acercó rápidamente y de inmediato Mugen reaccionó activándose, y como si de un imán se tratase, se pegó a la espalda de la chica provocando que ésta se queje.

- ¡Kanda! ¡¿Qué estas haciendo?! ¡la esta lastimando, saca a Mugen de ahí!

- Lena, si pudiera ya lo habría hecho, pero no me deja tocarla. - dijo el pelinegro exasperado refiriéndose a la katana.

Hanna pegó un grito ronco para luego abrir los ojos, Kanda estaba junto a ella con el rostro sorprendido y sin saber que hacer, ella lo observó y sujeto su manga, lo que hizo que los ojos del espadachín se dirigieran a ella.

- K-Kanda - exhaló con dificultad el nombre del ojiazul. - Mu...gen, es-esta.- respiraba entrecortadamente arrugando aun mas la manga del espadachín.

- No puedo sacarla, no me permite tocarla, no se... ¡Maldición Bullet no se que hacer! - exclamó impaciente tocándose la frente.

- Ella esta... sanándome..- dijo la chica en un murmullo.

- ¿Eh? - interrogó confuso para luego observar las alas de la joven.

- Las marcas, están desapareciendo... ¡Mugen esta sanándola! - dijo Lenalee sorprendida.

~¿Cómo es posible?~ pensó el pelinegro incrédulo.

En cuanto la herida sanó por completo, la chica al fin pudo respirar hondo, elevó sus alas para con un impulso ponerse de rodillas en la camilla, pero cayeron de nuevo exhaustas.

- Angel, actívate. - ordenó en un susurro la pelirroja, para que las alas rojas sean reemplazadas por las blancas nuevamente. - Kanda-san... - llamó la chica luego de incorporarse.

Allen se acerco a ella para decirle que desactive su inocencia, que ya había utilizado demasiada fuerza.

- No entiendo muy bien que ocurrio, pero creo que debemos... - la pelirroja no pudo continuar;

- Hemos venido, Hanna-chan... está bien? - confirmó confundido el asiático mayor llegando a la sala junto a la enfermera en jefe. - ¿Qué ocurrió?

- Hola Komui-sama, mi herida sanó sola luego de unos minutos de que se fue, y desperté mucho mejor, solo que el dolor me cansó un poco. - se adelantó la pelirroja a responder, ante la sorpresa de los tres exorcistas, que sabían lo que realmente ocurrió.

- De acuerdo. - respondió no muy convencido el Jefe. - puede irse .- ordenó amablemente a la enfermera y esta salio a regañadientes musitando que la habían hecho venir en vano.

- Hanna-chan, ¿estás segura... - comenzó Allen a decir, pero no pudo continuar.

- Al-chi, eres muy lindo. - mencionó sonriendo dulcemente para luego darle un beso en la mejilla. - pero que lo que ocurrió quede entre nosotros cuatro, ¿de acuerdo?

- D-De acuerdo. - asintió el peliblanco poniéndose colorado.

- Ahora vamos con Hevlaska a que nos informe de tu sincronización con tu inocencia. - dijo Komui con felicidad en su rostro.

Innocent LoversWo Geschichten leben. Entdecke jetzt