XXV

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Narra Caitlin:

Estiro la mano por debajo de las sábanas y apago el despertador que no deja de aturdirme con su incesante timbre.

Abro poco a poco los ojos, dándoles tiempo a que se acostumbren a la claridad de la mañana.

Los recuerdos de la noche anterior comienzan asomarse entre mis pensamientos y no puedo evitar girar rápidamente la cabeza al recordar que Dylan estuvo aquí conmigo anoche.

Y ya no está.

Siento una punzada de desilusión al no encontrarlo aquí. No lo entiendo, es en lo que habíamos quedado. Él se iría apenas me durmiera. Soy muy tonta al pensar que podría encontrarlo a mi lado.

Debo admitir que dormí mucho mejor con él aquí. Su presencia me trae tranquilidad.

Me tomo un tiempo hasta juntar la fuerza necesaria para salir de la cama e ir al baño a prepararme para ir al instituto.

Mientras bajo la escalera, me pongo a pensar en el entrenamiento de hoy. Me dije a mí misma que debo poner todo de mí para facilitarle el trabajo a Dylan y poder avanzar mucho más rápido. Ya sé que no es sencillo, ayer pude comprobarlo, pero si...

Me detengo súbitamente en el último escalón cuando me invade un sentimiento jamás antes experimentado. Es angustiante y realmente confuso. Parece como si una emoción ajena de pronto me atravesara el cuerpo y se instalara en mi pecho. Llevo una mano allí y presiono con fuerza, esperando que la molestia desaparezca pronto.

Yo no creo que eso suceda...

Me aferro al barandal de la escalera cuando el sentimiento se convierte de un momento a otro en una cólera casi incontrolable.

¿Qué me sucede?

Hecho un vistazo rápido a la cocina, manteniéndome oculta tras la pared para no ser vista.

Papá y Taylor están allí. Mi padre está de espaldas a mí, preparando su taza de café mientras charla animadamente con mi hermano.

Me vuelvo a ocultar respirando con dificultad. Ya casi no puedo soportar la furia que amenaza con romper mi cordura.

No sé para donde correr ni siquiera que hacer. Me siento totalmente perdida.

Entonces, de un momento a otro, logro recuperar el control de mi cuerpo, como si nunca nada hubiera sucedido.

¿Que demonios ha sido eso?

Confundida, me adentro en la cocina y comienzo a prepararme el desayuno: un tazón de cereales con leche.

Mi padre y Taylor charlan sobre una supuesta fiesta.

¡La que Dylan dijo a la que pudo haber ido!

Es verdad. Dylan tenía razón.

—¿Te sientes bien, cariño? Te noto algo pálida —oigo decir a mi padre. Ha tomado asiento junto a mi hermano, que ahora me está inspeccionando el rostro para confirmar lo que él ha dicho.

Me viene a la mente la pesadilla de anoche y lo sucedido en ella. Taylor había sido atacado, luego seguía yo. Me estremezco al revivir la escena.

—Sí, solo necesito comer algo —respondo, aparentando serenidad.

Eso último es lo que estaría necesitando. Aún sigo algo aturdida por lo ocurrido hace unos minutos. ¿Debería preguntarle a Dylan? ¿O me veré muy loca haciéndolo?

—¿Y mamá? ¿No irá a la oficina hoy?

Me parece extraño no encontrarla aquí.

—No, se siente enferma —contesta mi padre, apenado—. No durmió en toda la noche. Al parecer los camarones que pidió ayer en el restaurante no estaban en buen estado.

CAITLIN | LIBRO I ~ Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora