XLII

313 75 226
                                    


Camino sigilosamente por el pasillo oscuro, siguiendo la luz por debajo de la ranura de la puerta.

La fiesta terminó hace ya más de dos horas. Luego de que los invitados se marcharan, nos hemos encargado de limpiar toda la casa. Y después, cada uno se ha marchado a su cuarto a descansar.

Paso por la habitación de huéspedes en puntillas de pies para no despertar a mis abuelos. Se han quedado a dormir por hoy aquí. Me gustaría que se quedaran más tiempo, pero su vuelo sale casi a la misma hora que el de Taylor. Será dentro de unas pocas horas, no creo que logre despertar, también tengo que estar temprano en el colegio.

Una vez que llego a mi destino, golpeo la puerta con suavidad. Dos golpes.

—Pasa, Caitlin —se oye decir a Taylor desde adentro.

Abro la puerta con cuidado y asomo la cabeza para poder ver que anda haciendo despierto a esta hora.

¿Qué haces tú despierta a esta hora? Son las dos de la madrugada. Tenemos que dormir. Quiero dormir.

No puedo hacerlo. Mi mente no deja de pensar en Aiden y en lo que me ha hecho. ¿Cómo pudo? ¿Cómo pudo siquiera fingir, la vez anterior que nos vimos en el cumpleaños de mi abuela, que era mi amigo? Me duele mucho porque lo perdí. Y no esperaba eso.

Volviendo al presente, veo a mi hermano acostado, de piernas cruzadas, tiene entre sus manos uno de sus grandes libros de estudio que al parecer ha traído consigo. No comprendo como puede tolerar siquiera ver una gota de sangre. Yo soy capaz de desmayarme en la primera clase de Anatomía Humana.

—¿Cómo supiste que era yo? —pregunto curiosa.

Taylor levanta los ojos de su lectura y me observa con una ceja en alto.

—¿Quién más podría ser a estas horas?

Bueno...

—Tú ganas —me rindo.

Taylor sonríe triunfante. Cierra el libro y lo coloca a un lado. Luego hace una seña para que me acerque.

Cierro la puerta para evitar que la luz despierte a alguien y me recuesto a su lado. Inconscientemente llevo una mano al dije del collar que ahora cuelga de mi cuello.

—Al parecer te ha gustado —dice él, viendo la bailarina de plata.

—La amo, es hermosa, gracias —digo sinceramente.

Mi hermano asiente en respuesta, con una pequeña sonrisa en los labios. Enseguida suelta un bostezo y se pasa las manos por el rostro, refregando, intentando quitar el sueño por el continuo estudio.

—¿Podrías dejar de estudiar un poco? Me cansa verte siempre así.

Él se ríe por mi comentario y pasa un brazo por encima de mis hombros para atraerme contra el costado de su cuerpo. Me sorprendo de la firmeza de sus músculos.

—¿Aun tienes tiempo de ejercitarte todos los días? —le pregunto intrigada.

—Siempre hay tiempo de darle cariño a mis músculos. Las chicas en el campus miran mucho —bromea con arrogancia, recibiendo de mi parte un codazo.

—¿Y Jill lo hace? —toco el tema que ha quedado pendiente entre ambos.

Taylor guarda silencio por un instante, parece sorprendido por mi pregunta.

—¿Hablaste con ella? —pregunta en voz baja.

—Por supuesto, es mi amiga.

Taylor suelta un suspiro y se pasa la mano libre por el cabello.

CAITLIN | LIBRO I ~ Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora