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Continuación...

Louis aparcó el Lexus plateado en un rincón oscuro del terreno del Tango. No estaba seguro de por qué había venido aquí, pero no había sido capaz de aplastar el impulso. La primera vez que Louis había conocido a Harry Styles, no había visto mucho de él debido al intenso dolor de la migraña. La segunda vez, Harry se había puesto el traje completo de Santa.

Así que cuando Louis había visto vestirse a Harry antes en el vestuario, casi había estado abrumado por el hombre muy bien construido. Había querido ir a él y ver si esos músculos tensos eran tan flexibles como parecían, si la piel era tan aterciopelada como parecía y si esos grandes ojos realmente eran tan ricos como chocolate.

Louis cerró de golpe la puerta del coche y se dirigió hacia el bar. Había estado aquí antes, dos veces. La primera vez acababa de admitir que era gay y había venido a mirar a su alrededor, por fin con libertad de hacerlo. No se había comprometido con nadie en la conversación, pero en su lugar había absorbido la atmósfera de la libertad de ser él mismo, entre otros que compartían sus preferencias. La segunda vez había hablado con el camarero por unos minutos y había tenido proposiciones en tres ocasiones. Se había marchado solo, sospechando que le gustaría esta nueva vida.

Eso había sido hace un par de años. No había salido después de la muerte de su esposa y no había tardado mucho tiempo en averiguar por qué. Se había casado con Danielle porque su familia lo había esperado y por no haber sido capaz de admitir que las mujeres no le llamaban la atención. Él había experimentado cositas interesantes con los hombres, pero se había obligado a ignorarlos. Había estado casado dos años antes de que Danielle y sus padres murieran en el accidente del pequeño avión, mientras ella estaba visitándolos.

Afortunadamente Freddie no había estado con ella. Ni siquiera podía recordar a su madre. Louis a veces se sentía mal por no extrañarla más, pero sabía que con el tiempo se habrían divorciado. Danielle había sido noruega, una hermosa castaña clara, pero no había sido una cálida madre o esposa.

No se habían peleado, pero habían tenido una existencia fría y él no había sido feliz. Sin duda ella tampoco.

Louis abrió la puerta del bar y se dio cuenta que ya estaba buscando a Harry. Había buscado el archivo de cuando había recogido a Freddie esa noche. Harry Styles, veintitres años, cabello castaño, ojos verdes esmeralda y sexy como el infierno antes en esos pantaloncillos azul marino. Harry había colocado como referencia a uno de los Santas del año pasado, así como al dueño de este bar. Louis se preguntó cuál era la historia de Harry. Parecía un buen trabajador, pero estos no eran trabajos muy lucrativos. Harry era un enigma y a Louis le gustaban los desafíos.

Se dirigió a la barra y pidió una cerveza, buscando al mismo tiempo a Harry y una mesa. Detectando su objetivo, se dirigió a la pared en el lado izquierdo de la pista de baile y se situó en una pequeña mesa que el camarero estaba limpiando. Cuando se sentó, vio que el hermoso culo que había estado admirando mientras cruzaba el club pertenecía al objeto de su búsqueda.

-Hola Harry.

La cabeza de Harry se sacudió y abrió los ojos cuando vio a Louis sentado en la mesa que acababa de terminar de limpiar.

-Um, hola. ¿Puedo ofrecerte algo? -Harry parecía confundido, incluso un poco preocupado.

-Relájate. No te estoy acosando -dijo Louis. -Creo que quiero hablar contigo. No estás en problemas, así que quita esa expresión de tu cara. No tengo hambre, pero puedes traerme unas alitas o algo así. ¿Tienes un descanso pronto?

-No he tenido un verdadero descanso en toda esta noche. Nos falta un camarero, pero voy a ver si puedo tomar unos minutos. Voy a traer tus alas y una recarga de eso - Harry indicó la cerveza.

✨Algo para Santa✨ [ Larry Stylinson ] AdaptaciónWhere stories live. Discover now