Aquella mañana el calor se sentía por toda la ciudad y muchos de sus ciudadanos disfrutaron de éste, algunos quizás demasiado.
-¡Rápido, Maddie! -.
Charlotte miraba como su amigo y compañero de departamento, iba de un lado a otro buscando todas sus cosas.
-¡Ya estoy lista! - la pequeña Maddie volvió a la sala con su mochila a la espalda, mientras su madre seguía juntando sus propias cosas.
-Bien, linda -.
-¿Sabes? esto entra dentro de las cosas que no pensé ver alguna vez - comentó la canadiense, sentada tranquilamente en el comedor con una taza de café en la mano.
Butters prefirió no responderle a su amiga y continuó reuniendo sus cosas. Sabía que la chica tenía razón y es que ¿cuántas personas se embriagaban por la calidez de la mañana y se envolvían en las mantas ignorando el despertador? Estaba seguro que no muchas. La nieve invernal y la brisa fría aún no desaparecían por completo pese a ya estar en abril, por lo que aquella mañana cálida le ofreció el calor que tanto había estado buscando y por supuesto que no lo desaprovecho.
-Listo ¡vamos, linda! - tomó la mano de su hija y se apresuro a salir.
-¡Adios tía Charlotte! -.
-¡Adios a ambos! -.
-¡Nos vemos más tarde! - la voz de Butters se escuchó del otro lado, una vez que ya había cerrado la puerta.
Charlotte sonrió con cierta diversión por lo gracioso que se veía Butters apurado. Para su amigo, la puntualidad siempre había sido importante, por lo que procuraba que Maddie siempre llegara temprano a la escuela. Verlo alarmado y apurado porque se le haría tarde, fue algo divertido de ver.
Terminó lo ultimo que quedaba de su café y con calma lavó el resto de los platos. Debía llegar para abrir la floreria pero tenía buen tiempo, sabía que su amigo llegaría más tarde que ella. Luego de los platos se preparo para salir. Si bien ella prefería el azul en todos sus tonos, tenía una debilidad por el rosada y el fusha, también por los pequeños pasadores para el cabello, como el que se puso en el cabello ese día. Sus amigos solían decir que esa era la muestra de su espíritu juvenil.
Una vez que terminó de alistarse, salió del departamento. Llevaba relativamente poco tiempo viviendo allí pero tenía muchos años de visitar el edificio, salir y subir al elevador era ya algo bastante rutinario. Ya en el primer piso no salio inmediatamente del edificio, sino que se desvío a los buzones para recoger el correo. Butters siempre tenía mañanas ocupadas por lo que era Pip quien recogía el correo y ahora era ella quién debía hacerlo.
-Ahh cuentas, promociones... - Charlotte revisaba el correo sin mucho interés, ya que no solían recibir más allá de las cuentas de la luz y el agua pero pronto su desinterés desapareció cuando se encontró con una carta a nombre de su amigo - ¿qué es esto? Leopold Stotch - leyó el destinatario y le pareció extraño.
Pocas personas llamaban por su nombre a Butters, en su mayoría eran aquellos que no lo conocían o que lo acababan de conocer. Le pareció sumamente extraño, sobretodo porque el remitente y la estampilla eran de Colorado. Teniendo un extraño presentimiento, metió la carta con el resto del correo en su bolsa y se marchó rumbo al trabajo.
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-Buenos días señor Mc -.
-Buenos días -.
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Mi Pasado, Nuestro Futuro - South Park
FanfictionButters Stotch tenía una vida perfecta, cumplía un año de noviazgo con el chico que más amaba en el mundo y estaban apunto de mudarse juntos a otra ciudad para ir a la universidad, pero todo cambió de manera repentina. Sin poder prevenirlo su mundo...