ONCE.

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Namjoon se preparó para ir a desayunar con Jin y los niños, todos estaban muy alegres hasta que los pequeños y su padre tuvieron que marcharse de vuelta a casa y Namjoon ir al trabajo.

El trayecto fue corto, el moreno llegó hasta la tan famosa tienda donde trabajaba, se colocó su uniforme habitual y comenzó a trabajar.

Él no notaba que alguien lo miraba desde lejos, ese alguien leía todos sus movimientos y lo analizaba profundamente sin siquiera tener que acercarse.

Namjoon atendió muchas personas, acomodó los anaqueles con la nueva mercancía navideña y se mantuvo ocupado prácticamente toda la tarde.

—Namjoon ¿Puedes cerrar la tienda hoy? —preguntó Ji-Eun, su compañera de trabajo.

—Claro —le sonrió amablemente.

—Gracias, ya sabes que todos deben irse temprano y sólo tú y yo nos quedamos hasta el final a hacer inventario y limpiar todo —mencionó mientras contaba el dinero de la caja registradora.

—Lo sé, pero a veces es divertido —respondió sin dejar de acomodar algo de mercancía— Usualmente me toca trabajar por las mañanas pero a veces hago excepciones.

—Ya que lo dices... Últimamente te he visto bastante feliz ¿Estás en citas?

—Hmm algo así —murmuró— No es nada oficial y apenas nos estamos conociendo.

—Ya veo, espero te vaya muy bien con eso —sonrió, terminó de contar el dinero y anotó algunas cosas en una libreta donde registraban todo.

—Gracias.

Ji-Eun fue a cambiarse por su ropa habitual, salió con una pequeña mochila donde guardaba su uniforme y algunas cosas personales.

—Nos vemos mañana, Nam —se despidió y salió de la tienda.

Namjoon se despidió de ella con un simple gesto con la mano, cuando terminó de acomodar la mercancía fue a cambiarse y al igual que su compañera, salió con una mochila donde guardaba sus cosas.

Cerró la tienda y verificó que todas las alarmas estuvieran activadas, cuando se aseguró de que todo estaba bien comenzó a caminar hasta la parada de autobuses.

Se detuvo al escuchar un ruido detrás de él pero lo ignoró, supuso que era algún animal callejero y siguió con su camino, sacó su teléfono y miró una foto que Jin le había enviado, eran los pequeños con sus pijamas y bebían algo en unas bonitas tazas la foto venía acompañada de la descripción "A los niños y a mi nos gustaría que vinieras a tomar chocolate caliente~", el moreno sonrió y presionó el botón para enviar un mensaje de voz.

—Estaré ahí en un rato, justo acabo de salir del trabajo y me vendría bien un chocolate caliente, llevaré algunas galletas —soltó el botón y verificó que su mensaje de voz se enviara y volvió a guardar su teléfono.

Tuvo que desviarse de su camino para pasar a comprar las galletas, tomó un autobús diferente y llegó al departamento de Jin. Si lo pensaba bien los últimos meses ese lugar parecía más su hogar que su propio departamento.

—¡Namjoon! —gritó Jimin cuando abrió la puerta.

El mayor se sintió feliz de que el pequeño hubiese dejado de llamarle "señor" ya que le resultaba algo fuera de lo común, aunque estaba un poco familiarizado con que lo llamasen así otros niños que iban a comprar a la tienda.

—Hola pequeño —sonrió— Traje algunas galletas y espero que les gusten.

—Claro, pero entre porque hace mucho frío afuera —Jimin corrió dentro del departamento y volvió a tomar su lugar en el comedor.

¡Papi, sonríe! |NamJin|Where stories live. Discover now