bakagami; knb

omega en celo; aokaga

―Me duele ―murmura Kagami, mientras Aomine lo sujeta con firmeza de la cintura y lo guía hacia los vestidores del instituto―, Alfa..., por favor..., ayúdame. ―Suelta un suave y tenue quejido, uno que hace que a Aomine se le erice la piel y se le haga agua la boca.

Mierda.

No es posible que esto esté pasando. Se supone que Kagami es un omega ejemplar, el cual se inyecta sus supresores cada tres meses, tiene anotado en un calendario la fecha de su celo y siempre está preocupado de no pasar por algún accidente.

JAJAJ

¿De qué Kagami estamos hablando? ¿Del idiota descuidado, que siempre olvida tomar la medicina por ir a jugar baloncesto? ¿Del idiota que a penas y se acuerda que es un omega, y que debe tener cuidado de su celo? ¡¿Del idiota que siempre se mete en problemas con alfas?!

Si, supongo que de ese.

―Ya casi llegamos. ―ronronea Aomine, logrando calmar un poco a Kagami. El omega, inconsciente de todo el peligro que corre en un instituto de alfas, está esparciendo feromonas demasiado dulces, demasiado suaves, y demasiado eróticas. Aomine no tiene ganas de asesinar a nadie hoy, así que, su mejor alternativa es esconderse en los vestidores.

Cuando ya están dentro de la pequeña habitación, Aomine se encarga de dejar a Kagami sentado en una banca, corre a cerrar la puerta con llave, y dejar entreabiertas las ventanas. No quiere que alguien se percate de un omega en celo, pero tampoco quiere encerrarse con ese montón de feromonas tan deliciosas.

―Estúpido omega ―murmura Aomine, apretando los dientes cuando ve que, de la banca, escurre el lubricante natural de Kagami. Joder, está demasiado mojado―, Oye, oye, deja eso. ―Regaña, cuando ve que el omega está manoseándose por encima de ropa―, Yo cuidaré de ti, así que deja que yo me encargue de todo. ―Acaricia con suavidad las mejillas de Kagami y éste suspira.

―Por favor..., alfa ―ruega con voz jadeante, y no es posible que Kagami sea tan sexy. ¿Por qué debe verse tan endemoniadamente caliente, con las mejillas sonrojadas? ¡Incluso cuando se le cae la saliva se ve hermoso! Aomine se siente un idiota.

―Sí, sí, ya cállate. ―Chasquea la lengua, y se encarga de cubrir los ojos de Kagami con su corbata, atando un nudo bastante difícil para que no vaya a caerse.

No quiere que Kagami lo vea así, tan excitado y suplicante, tan malditamente enamorado de un omega que ya tiene pareja, y probablemente sea la persona con la cual se casará, y tendrán muchos bebés. Porque si, todo el mundo sabe lo mucho que Kagami y Himuro se aman, y que seguramente ellos se enlazarán cuando terminen el instituto.

Pero para mala suerte de Kagami, Himuro está en América, resolviendo unos malditos problemas sobre su beca. Aomine lo odia por no preocuparse de su omega, y por no estar al pendiente del celo de Kagami.

¿Quién más cuidaría de Kagami, si el maldito alfa emo está en América?

Bueno, Aomine jamás dejaría que algún alfa estúpido, bruto, asqueroso y lujurioso tocase a su mejor amigo, (aunque jamás lo aceptaría frente a Kagami). Nadie va a tratar a Kagami como Aomine lo haría, nadie lo va a abrazar suavemente, ni lo va a proteger, ni lo va a cuidar. ¡Nadie! Solo él.

Así que cuando acaricia levemente la erección de Kagami y éste chilla excitado, Aomine desea que su lobo no aúlle desesperado por morderle el cuello o cualquier parte del cuerpo para que así, todos noten que ya no es de Himuro, que Himuro ya no podrá tocar nunca más su piel sin sentir el aroma territorial de Aomine, que Himuro ya no significará nada para Kagami.

Pero eso no pasará. Porque Aomine sabe que a pesar de marcarlo, Kagami jamás lo amará como ama a Himuro.

Con cuidado abre la bragueta del pantalón y traga en seco al ver que la ropa interior de Kagami está mojada, pegajosa y huele demasiado bien para ser Kagami. Entonces, cuando tiene la enorme y dura erección del omega entre sus manos, se encarga de expulsar feromonas tranquilizadoras para que no se altere y cierra los ojos antes de llevar su boca hasta el miembro ajeno.

Como desearía no poder escuchar, ni oler, ni ver, porque está seguro que después de esto, nada volverá a ser igual con Kagami.