amor; murakaga

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Kagami llega un poco (bastante) cansado a casa, y lo único que su cuerpo le permite hacer, es dejarse caer cómo un saco de patatas sobre el sofá. Cree fielmente que la entrenadora es el demonio personificado, y no entiende porqué esa mujer es tan cruel a veces. ¿No habrá sido muy exagerado hacerlos repetir toda la rutina de ejercicios, solo porque un chico de un curso inferior le dijo plana?

Taiga cierra sus ojos un momento, la luz naranja del cielo le da a entender que aún no es tan tarde, y tiene tiempo suficiente de quedarse tendido ahí por un rato, para después levantarse y llenar su estómago con una docena de huevos fritos o cualquier otro alimento que pueda encontrar.

Sin embargo, el ruido de la puerta abriéndose hace que todos sus sentidos se activen.

― ¿Y tú? ―Una suave sonrisa aparece en su rostro cuando ve a Murasakibara, parado justo detrás de la puerta, con una enorme mochila colgada de su hombro izquierdo, y la llave extra que le dio hace unas semanas, en su mano derecha.

―Uhm, tendremos juegos de practica por aquí cerca, creí que sería bueno pasar un rato a saludar. ―Se encoge de hombros y se adentra tranquilamente al departamento. Kagami ya sabe que su novio jamás diría algo cómo: "Te extrañé", pero está bien así.

―Bienvenido ―dice, usando una voz demasiado suave y enamorada. Okay, Kagami si es capaz de admitir en voz alta que lo extrañó, y que siempre es un placer poder pasar tiempo con su novio, sobre todo cuando éste vive tan lejos y debe conformarse con escuchar su voz perezosa y adormilada cuando hablan por teléfono.

―Estoy en casa. ―Atsushi mira a Kagami fijamente, y luego sonríe, caminando hasta quedar frente al pelirrojo y acariciar el cabello de éste con suavidad―, Gami-chin, luces terrible, estás un poco pálido ―murmura, enterrando sus dedos en los cortos cabellos de Taiga, y éste simplemente suspira, dejándose mimar.

―Estoy cansado ―responde con calma, y Murasakibara tararea―, ¿Te vas a quedar a dormir?

―No recuerdo cómo volver al hotel, así que sí. ―Se encoge de hombros nuevamente y deja de acariciar el cabello de Kagami, para sentarse junto a él―, Muro-chin te envió saludos. ―Apoya su cabeza contra el hombro de Kagami, y entrelaza sus dedos con la mano del más bajo.

Kagami simplemente siente su pecho hinchado de tanto amor..., Murasakibara actuando cómo un bebé grande, es lo mejor que le podría pasar.

Y se quedan así, acurrucados uno junto al otro, en silencio. Es mejor así, Murasakibara podría estar todo el día mirando a Kagami y jamás se aburriría, porque cada vez descubre algo diferente. Un lunar, una cicatriz, una pequeña mancha o incluso alguna expresión diferente, y Kagami..., simplemente ama el silencio porque está terriblemente cansado.

Cuando el cielo ya está de color negro, Murasakibara se incorpora y nota que Kagami está profundamente dormido. Exhala un suspiro resignado, y deja un suave beso sobre la frente de su novio, para después ponerse de pie e ir a preparar la cena; y a pesar de que realmente odia cocinar algo que no sean dulces, está dispuesto a soportar ésta terrible tarea, para dejar que Kagami descanse un poco.  

bakagami; knbWhere stories live. Discover now