Secretos sexuales (Naruto)

Capítulo 17: Películas.

Su amante debía estar ahora mismo trabajando, pero por suerte, tenía las llaves de su casa para poder disponer de ella a su voluntad. Llevando esos meses de continuas visitas, habían forjado cierta confianza pese a no conocer todavía prácticamente nada sobre ese chico. Aun así, no dejaba de darle vueltas a la idea de que algún día, todas sus fantasías se acabarían y el final se aproximaba. Todo dependía de él y hasta dónde estaba dispuesto a arriesgarse.

Era cierto que le habían hecho daño en el pasado y que casarse o incluso... sólo salir con alguien, no eran ideas que tuviera en cuenta, sin embargo, últimamente empezaba a aparecer la idea de volver a abrir su corazón a alguien y podría ser ese chico un buen inicio.

Al abrir la puerta, la oscuridad le dio la bienvenida. Llevó la mano hacia la derecha y palpó la pared hasta hallar el interruptor de la luz. Con el primer paso, sus pies chafaron unas cartas que habían lanzado por el buzón de la puerta. Por un instante, sus ojos se fijaron en esas cartas allí tiradas, sabiendo que en ellas... debía estar el nombre y apellido de ese chico misterioso.

¿Quería saber su nombre? La respuesta era un sí rotundo, pero también sabía que si ahora sucumbía a esa tentación, era posible que conociera al chico y, por tanto, perdiese el morbo de la situación que vivía con él. ¡Dura decisión! Todos estos meses se había resistido a indagar sobre su nombre, pero ahora el pecado le tentaba justo frente a él.

Su corazón empezó a palpitar con fuerza, sentía que podría salir de su pecho en cualquier momento pero sus ojos no se apartaban de aquellas cartas en el suelo. ¡No pudo evitarlo más! Se agachó y recogió las cartas del suelo. ¡Era una agonía resistirse todo el tiempo ante su anhelo por saber!

Con rapidez y cerrando los ojos, las dejó sobre la primera mesilla que encontró tratando de resistir una vez más la codiciosa sensación de conocer quién narices era ese chico que parecía conocerle tan bien.

- Cada vez me lo pones más difícil – sonrió Sasuke con la mano todavía sobre las cartas, aplastándolas contra la tabla como si así fuera incapaz de darles la vuelta y ver ese codiciado nombre.

Cerró la puerta tras él y apartó la mano de las cartas intentando olvidarse que existían. Necesitaba concentrarse en la siguiente fantasía, en esa que conseguiría que ese chico se enervase completamente. Él había estado pensando en todo durante esos últimos meses, cumpliendo una a una todas esas fantasías y en cambio... Sasuke sólo había podido cumplir una de las suyas. Era hora de cambiar un poco las tornas y esta vez, él estaba dispuesto a llegar donde fuera para cumplir alguna fantasía de ese chico.

Se acercó hacia la mesa pequeña del salón y dejó caer la bolsa que llevaba al hombro sobre el sofá. Llevaba días pensando cómo llevar a cabo su idea. Tenía una ligera idea, así que abrió la bolsa y sacó la pequeña sierra mecánica. Esperaba que ese chico no le dijera mucho por destrozar un poco la pequeña mesa del salón para llevar a cabo su idea.

***

Eran las seis y media de la tarde cuando finalmente abría la puerta de su apartamento. Estaba oscuro, pero el ruido que venía del televisor, le hizo darse cuenta de que realmente no estaba solo allí. Cerró la puerta con una sonrisa sin encender la luz, fijándose en la escena que trasmitía el televisor.

¡La cinta que Sasuke pidió en el sexshop! Lo supo en cuando observó mínimamente un par de segundos de aquella escena. Eran ambos y ahora empezaba a intuir el motivo por el que Sasuke había insistido en obtener esa cinta. Quería utilizarla para alguno de sus morbosos juegos.

Dejó las llaves del coche sobre la bandeja de cristal de la mesilla y dejó caer su bolsa hasta el suelo, apartándola un poco con el pie mientras empezaba a desabrocharse la chaqueta y quitarse la bufanda. ¡No podía encender la luz! No quería arriesgarse ahora mismo a que viera su rostro y lo malo... era que tenía que llegar hasta su dormitorio para poder ponerse la máscara que guardaba en el armario.