Aishiteru: parte 1

183 22 8
                                    


La mayoría del tiempo estoy de un considerable mal humor: el calor me estresa, los ruidos por el trafico de ciudad me parecen insoportables, y el simple hecho de tener que ir a trabajar en un cyber, cada noche, es suficiente excusa para justificar mi carácter amargado. Pero hoy creo que estoy mas afligido de lo habitual, porque al llegar a la escuela por la mañana, lo primero que me encuentro es a mi profesor hablando con otro sujeto que jamás había visto. El desconocido se pavonea mientras platican: luce joven, rasgos asiáticos pero no coreanos, una nariz jodidamente perfecta, y una piel demasiado cuidada. A simple vista parece pequeño y frágil, tanto que me dan ganas de soplarle encima solo para ver si se cae fácilmente y se rompe. 

Me acerco a ellos, desgraciadamente la entrada a mi aula está a un costado de donde están platicando. No quise ser un entrometido, aún así percibo el inglés de su charla, la cual obviamente, no entiendo un carajo. Odio ese idioma. De todas formas, escucho palabras de mi profesor en su torpe y bobo acento japonés, por la cual esbozo una sonrisa burlesca que dura una milésima de segundo; si tan solo mi estado de ánimo no estuviera por los suelos, habría sido aún más gracioso.

—Joder Taeyong, tienes una cara —el único de la clase que conozco bien, no pierde ni un segundo para recordarme que luzco una expresión terrible—, seguro es porque te están bajando al profesor Nakamoto —Doyoung se burla, como de costumbre. Aunque, más le valía detenerse pronto ya que estoy por perder la cabeza, él bien sabe la poca paciencia que me cargo. No quiero darle el gusto, así que me esfuerzo en mantener la apariencia—. No te quiero alarmar, pero es probable. ¿Sabes? Ese maestro nuevo es precioso, y tan joven. Me parece que somos mayores que él.

—¿Tengo cara de que me importe?    

—No, pero a mi sí, y eres mi amigo. A pesar de que tienes un pésimo carácter, eres buena persona y me escuchas —Doyoung como siempre hablando excesivamente—. Tal vez lo invite a cenar.

—Siento interrumpir tus sueños pero creo que no habla coreano, se comunica en inglés y tu eres peor que yo —le dije mientras pongo los ojos en blanco. El otro se puso una mano en el pecho fingiendo un colapso, como si una bala lo acabara de atravesar. La tonta escena se detuvo de pronto por la inesperada presencia del profesor que entró al salón de un momento a otro. Como al rutina lo establece, nos saluda en japonés y todos contestan. 

 —Trata de disimular un poco, das asco —me susurra Doyoung. Me descubrió justo en el lapso en que mi expresión gris, y casi muerta, se tornó una enorme e incontrolada sonrisa, por suerte, es el único testigo. Porque sí, la razón que alegra mis días monótonos y carentes de sentido, es ese chico que se para frente a mi mientras enseña arduamente. 

Cuando lo conocí, me sorprendió saber que tiene la misma edad que yo; pese a su juventud, es bastante experto en su labor de maestro: goza de una facilidad para comunicarse con cada uno de sus alumnos, sin importar la variedad de personalidades; ni hablar de su presencia radiante que no pasa desapercibida, interactuar con él no es compilación, así que, tenerle aprecio es natural, y lo mejor de todo siempre es la sonrisa de pintura renacentista digna de ser expuesta en un museo. 

Aún después de varias semanas en este curso de japonés, no puedo creer el haberme topado con tal ser. 

Las circunstancia moldearon mi camino hasta llegar aquí. Estar abrumado de todo me tenía harto, me urgía un cambio, algo distinto que aminorara la frustrante visión del entorno que un chico sin futuro ni metas como yo había moldeado. Acepto que también existen motivos no tan profundos, como poder ver anime sin leer subtitulo o comprar mangas limitados que no salen traducidos al coreano. 

El inscribirme a esta escuela de idiomas es catalogado como una de las mejores decisiones que pude tomar en mi vida.

También resultó como plus el conocer a Kim Doyoung: un chico inteligente y animado; al principio lo consideré demasiado aburrido o serio, aunque descubrí que simplemente es recto cuando la situación lo requiere. Entablar una relación con él no fue instantáneo, al contrario, antes no podíamos siquiera vernos, pero desde que nos tocó hacer un proyecto juntos, nuestra conexión se construyó a base de aceptar diferencias y similitudes. Contra todo pronóstico, nos comenzamos a llevarnos bien. 

En diferentes idiomas// NCT [editando]Where stories live. Discover now