Saranghae: parte 2

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De nuevo estaba perdido y si no fuera porque era muy bueno disimulando, seguro el maestro Kun se habría percatado de mi falta de concentración en las lecciones de hoy. Igual solo era una retroalimentación y manejaba bien el tema.

Aunque ahora solo corrían por mi mente detalles para ver si salía a la luz algo que estuviera involucrado con alguien que supuestamente, está enamorado de mí. 

Jisung, por alguna razón parecía sospechoso, lo conocí desde que entré acá, el me ayudó a encontrar mi salón, es bastante agradable por lo que a pesar de no estudiar juntos, dado que él toma cursos de inglés, cuando teníamos la oportunidad de salir o pasar un tiempo, lo aprovechábamos. A veces me invitaba a su casa a jugar videojuegos o en ocasiones me daba una mano con mis tareas de coreano, porque pedirle ayuda a mis bobos amigos, no era viable. Pero siempre se comportaba de forma normal, es un chico bastante distante a pesar de todo, no le gusta mucho la interacción con la gente por lo que casi me evita cuando me encuentro con los demás en grupo. Aunque siempre me cruzo con su mirada cada que pasa por la puerta de mi salón y siempre ha accedido a apoyarme sin importar la hora. 

Rayos, creo que estoy pensando demasiado y no quiero mal interpretar las cosas, todo es culpa de YangYang y CheLe, con sus conspiraciones.

Creo que deberé dejar por la paz esta situación de la carta de amor. Si en serio se tratara de Jisung, no sabría cómo lidiar con ello, es lindo y muy divertido pero lo aprecio como un buen amigo y no quiero perder eso, no quiero estropearlo. Solo pensar en que podría ir en esa dirección, me desanima. 

¿Será muy egoísta pedir que deje de estar enamorado de mí?





El profesor es demasiado astuto, demasiado amargado. Me ha descubierto mientras dibujaba en mi libreta en vez de tomar anotaciones y es que el hacer garabatos sin sentido alguno, me ayudaba a dejar fluir las ideas. 

Terminé haciendo unas mil repeticiones de la frase "no debo distraerme en clases", en chino y en coreano, ocupando unas doce hojas de ambos lados. Toda mi tarde había sido arruinada, porque claramente no iba a durar un par de minutos hacer tantas copias y creo que lo más molesto es, que mis amigos se la pasarán recordándome este momento por el resto de nuestras vidas, o por lo menos, mientras los deje vivos.

Mi mano se sentía como un martirio, deseé que se me cayera o que alguien me la desprendiera y a parte el aburrimiento me carcomió horriblemente. 

Concluido el castigo, tomé mis cosas para irme directo a casa, todos ya se habían retirado y hasta los demás cursos estaban por concluir. Al salir, le llevé mis hojas al profesor, quién platicaba con el maestro de japonés sobre "enseñarle a los niños". El otro le reprochaba, aunque de una manera amable, que no fuera tan duro con sus alumnos, por más que ya fueran grandes.

 —Mira, el pobre se ve totalmente abatido— dijo al verme.

—La disciplina debe ser dura o no aprenden jamás.

—Si sigues así, nadie se llevará un bonito recuerdo de ti, Kun— la voz del japonés sonaba tranquila, varonil y amable y me pregunté el porqué no era él mi maestro.

—Lo hago porque me importan. Prefiero que me odien a que no se lleven un aprendizaje— dijo firme Kun. Tomó mis papeles —. Ve a casa con cuidado, que ya es tarde.

El maestro sí se preocupa, estoy seguro de ello, pero también estoy consciente que le podría bajar un poco a su nivel de dictador.

Suspiré, aliviado de al fin irme, me urgía tomar un baño y dormir trescientos días. Aunque a la salida, en las escaleras del edificio, un chico sentado volteó a verme y con una media sonrisa me saludó.

En diferentes idiomas// NCT [editando]Where stories live. Discover now