Cambios

1.2K 109 1
                                    

Llegué a mi habitación y me dejé caer sobre la cama. Notaba mi cuerpo pesado y extremadamente agotado. El entrenamiento con Ben no había sido lo suficientemente duro como para tener esos efectos sobre mi, pero en verdad me sentía fatigada, como si hubiera estado luchando contra algo enorme y poderoso. Pero lo que más me preocupaba era pensar en mí comportamiento con Ben.

Sí bien era verdad que él se había portado como un idiota, esa no era razón suficiente para querer...¿Exterminarlo?. Sacudí la cabeza ante la idea y me dispuse a relajarme. Ya casi había cerrado por completo los ojos cuando escuché un llamado al otro lado de la compuerta.

-Adelante- Mi buen amigo pelirrojo entraba a mi habitación con una dulce sonrisa en su rostro, pero cuando notó que no corrí a abrazarlo como ya era costumbre, se acercó a mí preocupado.

-¿Te encuentras bien?- Hux se arrodilló ante mí, mirándome directamente a los ojos

-Si, es solo que el entrenamiento me ha dejado bastante cansada. Seguro es porque pasé demasiados días en la enfermería sin hacer casi nada- Hice mi mejor intento por sonreír y él asintió

-Entonces te dejaré descansar- El General se puso de pie e intentó irse, pero yo rápidamente lo tomé de la mano y lo obligué a verme de nuevo

-Sabes, en estos momentos de verdad no quiero estar sola ¿Te quedas conmigo?- Él me miró con una inmensa expresión de sorpresa- Aunque mmm... comprendo si no deseas hacerlo...

-¡No!- Su grito salió tan fuerte que nos hizo brincar a ambos- Amm, es decir- Mi amigo rasco un poco su cabello y me dedicó una mirada nerviosa- Estoy en un pequeño descanso y, si es que quieres, te puedo hacer compañía..- Ese hombre era más dulce de lo que aparentaba, y sus tiernos gestos hacia mí, no hacían más que plasmar una enorme sonrisa en mi rostro.

Armitage tomó una silla cercana y se dispuso a moverla cerca de mí cama, a lo que yo reí.

-Sería un poco escalofriante tenerte sentado frente a mí mirándome fijamente- Señalé la silla y reí, para después acostarme sobre mi cama haciéndole un lugar al hombre. Sus ojos parecían salir de sus órbitas y su tez blanca ahora se encontraba bañada en un suave tono rosado

-¿Por favor?- Mi suplicante voz fue el acto decisivo que hizo que finalmente Hux se librara de la idea de la silla, dejándola en su lugar y acercándose temeroso hasta mi. -Vamos...

El General se acercó y se sentó en mi cama, dándome por unos instantes la espalda mientras se deshacía de algunas prendas. Su cinturón, guantes y su grueso abrigo de General ahora yacían doblados cuidadosamente sobre mi mesilla de noche. Finalmente y con suavidad, él dejó caer por completo su espalda sobre el colchón y volteó a verme como si esperara no haber cometido ningún error

-Armi, nunca olvidaré lo que estás haciendo por mí en momentos como este, agradezco inmensamente tu compañía – Me acerqué a besar su frente y al posar mis labios sobre su piel noté que ésta estaba bastante cálida. Él cerró los ojos ante mi contacto y un leve suspiro escapó de sus pulmones

Pude notar en mi interior que me gustaba provocar dichas reacciones en él. Por alguna razón había una parte de mi que no lo veía solo como un buen amigo, pero al mismo tiempo y a pesar de que los sentimientos fueran buenos, el remordimiento de sentir que de alguna manera traicionaba a Ben se mantenía latente en mi mente.

Posé mi cabeza sobre su pecho y él colocó su brazo sobre mi cuerpo provocándome una sensación tibia y placentera. Los latidos de su corazón poco a poco comenzaron a arrullarme y la sensación de extrema seguridad que me proferían sus brazos, hicieron que finalmente cayera rendida por el cansancio

La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)Where stories live. Discover now