Escape

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Llegué a la sala e intenté calmarme practicando un poco con las espadas de madera que teníamos en la habitación, pero todo intento por relajarme era inútil. Cada golpe y cada movimiento me hacían recordar a los patéticos hombres que había dejado momentos antes en la enfermería.

Pasó un tiempo, y comencé a desesperarme cuando por quinta vez tuve que parar mis movimientos para hacer que las cosas de la habitación descendieran. Me era muy difícil controlar mis emociones cuando estaba enojada, y esos dos habían logrado enfurecerme por completo.

Bajé la espada y suspiré, era inútil intentar sacar mi ira, frustración y energía con un simple entrenamiento, así que, en total contradicción con mi sentido común, decidí dirigirme con Snoke.

Rápidamente pase a mí habitación para ponerme mi usual indumentaria negra y antes de salir tomé mi sable. Sabía que mi cuerpo no se había recuperado por completo, y que la decisión de ir a por una nueva lección era totalmente estúpida, pero necesitaba desahogarme.

Cuando llegué a las puertas de su sala roja, me sorprendió el hecho de que nadie me recibiera como ya era usual. Toqué la compuerta metálica algunas veces con la empuñadura de mi sable pero no hubo respuesta, hasta que un soldado que pasaba por el lugar me miró. Por su armadura pude notar que él no era un stormtrooper normal, sino que poseía un rango superior.

-Señorita, el Líder Supremo ha pedido no ser molestado estos días. Se encuentra descansando y nadie puede verlo hasta nueva orden- Las palabras del soldado me sorprendieron pero no les tomé importancia en el momento, así que un poco frustrada me dirigí de nuevo a mí habitación.

Al llegar, me tendí en la cama y cerré los ojos.

Estando en la tranquilidad de mi alcoba, comencé a reflexionar sobre todo lo que había pasado desde la misión.

Mustafar me había afectado bastante y me había lastimado en más de una manera, pero desde que había regresado de ese lugar, me sentía más fuerte, con una menor carga sobre mis hombros, y sobre todo, más libre; y a pesar de que Ben y yo habíamos estado juntos en más de una ocasión, el anillo se había mantenido totalmente pacífico y tranquilo... Muy tranquilo

Me levanté de la cama rápidamente y toqué mi pecho sorprendida.¿Cómo no me había dado cuenta antes?

Mi cuerpo ni se sentía pesado ni abatido, Ben podía acercarse a mi, tocarme y estar a mi lado sin que hubiera repercusión alguna; yo podía estar feliz sin sentir dolor, y Snoke no había solicitado verme en todo ese tiempo.

-Está débil- Dije emocionada. Y en ese momento pude sentir algo. Algo se manifestaba en mi cuarto en forma de una agradable luz azul.

-V-ve c-con Luke-e- La luz se veía tal como se había presentado en mi sueño, distorsionada y borrosa pero inconfundible. Mi hermano se aparecía una vez más frente a mí para indicarme mi camino

-¡Anakin!- Espeté con alegría, pero cuando quise ir a su encuentro, su figura comenzó a distorsionarse a un más

-¡D-de p-prisa! ¡E-escapa!- Su voz desesperada me alertó de que su repentina presencia era debido a algo sumamente importante, y sin perder el tiempo yo salí corriendo de mi habitación.

En los pasillos mi andar era rápido y eufórico, pero cuando llegué al hangar comencé a caminar lento y sin llamar la atención.

Con extremo cuidado, empecé a escabullirme entre las tropas, naves y armamento que estaba por el lugar.

Mi vista captó de inmediato a un grupo de soldados que estaban por abordar una nave. Eran tres, y parecían recién haber empezado su entrenamiento para la Primera Orden, ya que se veían algo inexpertos, nerviosos y parecían retirarse a una misión cualquiera. De hecho habían dejado la nave abierta mientras platicaban animadamente y discutían sobre cartas y apuestas. Estaban tan distraídos que ninguno notó mi presencia y a decir verdad todos se sobresaltaron al verme cuando salí de la esquina contigua a la que estaban ellos.

La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)Where stories live. Discover now