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Johann POV's.

Todo ha sido tan duro desde que mi mejor amiga entró en esa habitación, han pasado semanas, aún no hay señales de que vaya a despertar. Los médicos se están dando por vencidos, cuando ni siquiera ha pasado un mes.

No he visto a los chicos desde que pasó aquello, aunque en cierto punto es entendible, tienen muchísimas cosas que hacer, no pueden detener todo y quedarse aquí a deprimirse.

Irónico, porque es lo que estoy haciendo yo, pero es que no puedo irme y saber que en algún momento Nicole podría despertar, quiero estar aquí cuando eso suceda.

Sus padres no se han preocupado por ella y no es que me sorprenda, nunca les importó saber si Nicky estaba bien o estaba mal, ellos mismos la echaron de la casa, la hicieron vivir un infierno casi toda su vida. En cierto punto agradezco que no estén aquí haciendo uno de sus dramas, lo que menos deseo es escucharlos o simplemente verlos, necesito paz.

— El horario de visita ha terminado hace media hora, jóven. — una chica castaña entra de repente, causando que me de un susto. La observo confundido, debe ser nueva, porque nunca la he visto aquí. — ¿Me haría el favor de retirarse, por favor?

—Umn, ¿Eres nueva? — pregunto con una pequeña sonrisa. Ella asiente lentamente, como si no estuviera entendiendo a que viene esto. — He estado aquí por casi un mes, cuido, por así decirlo, a Nicole. — ella me mira sorprendida y baja la mirada.

— Lo siento, no me dijeron eso. — le doy una sonrisa y asiento, ella se adentra en la habitación, camina hacia la camilla y comienza a chequear a mi mejor amiga. — ¿Por qué está aquí? — pregunta. Me quedo callado unos segundos sin saber que decir, me duele recordar todo lo que pasó. — Si no quieres responder, no hay problema.

— No, está bien. Ella quiso suicidarse, tenía muchos problemas y bueno, simplemente lo hizo. — suspiro. — Desde hace casi un mes que estoy aquí, no pienso dejarla sola.

— ¿Son novios? — el hecho de que esté haciendo estas preguntas, hace que me remueva incómodo en la silla, creo que ella lo nota y me da una mirada rápida. — Perdón si te hice sentir incómodo, suelo ser muy curiosa.

— Es mi mejor amiga.

(...)

Tomo su mano, me recuesto en la camilla y cierro los ojos. Me siento muy triste, estresado, cansado, pero no pienso irme de aquí.

— Mi amor, ya va siendo hora de que abras esos bellos ojitos, ya es hora de escuchar tu preciosa voz. — murmuro. — Todo ha sido tan feo desde que no estás. Te necesito. Eras lo que me hacía fuerte, me hacías feliz con cualquier cosa y ahora simplemente ya no sé que hacer. — doy un beso en su mano y luego de segundos comienzo a llorar, no lo he hecho desde aquel día y creo que ya me había aguantado mucho. — Son las once con cincuenta y ocho, estamos juntos, pero siento que estoy solo. Daría cualquier cosa porque despertaras, necesito escucharte cantar a las tres de la mañana, cocinar a las cinco, seguir con la música a todo volúmen hasta las siete y luego que estés golpeando la puerta de mi habitación para dormir conmigo. Necesito verte a los ojos y decirte cumplidos, todo para hacer que te sonrojes y luego me beses. Necesito rodearte con mis brazos, me haces sentir tan bien. Simplemente te necesito a tí, eres mi pequeña luz, iluminas mi vida. Por favor, ya despierta, amor. — vuelvo a tomar su mano y me quedo ahí, observándola, pensando en cómo sería que volviera. De repente comienzo a sentir como mi mano es presionada, miro, ella está moviendo su pequeña manito, ella está dando señales.

— Johann...— murmura débilmente. Mi corazón comienza a latir con muchísima fuerza, al igual que comienzan a sonar las campanas, ya son las doce, ya es cumpleaños de Nicole.

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