III

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Namjoon se había vuelto a poner la ropa de Jin, y su abrigo. La naturalidad con la que Jin había llevado lo que acababan de hacer le reconfortaba. En el fondo, había estado bien. Había sido placentero, y Jin estaba mas apretado que la mayoría de chicas... ¿pero qué estaba diciendo? Jin no era una chica, y no era un ligue. Era su mejor amigo, llevaban juntos desde el instituto. ¡Le daba clases los domingos, por un demonio!

–Cariño, toma –. Jin interrumpió sus divagaciones, tendiéndole el tupper con macarrones. Nam cogió los macarrones, pero no se atrevió a mirar a Jin a la cara.

–Jin, no me parece que esto sea lo correcto...

–Hey, Joonie –, él apoyó una mano en su mejilla y le acarició con el pulgar, mirándole a los ojos –. Supuestamente, yo soy la perra a la que haces gemir, y tú el macho azotador. Comportate como uno, ¿sí?–. Le dio un suave beso sobre los labios y se alejó al baño. Namjoon miró de nuevo al suelo. Eso no estaba bien. Se abrochó el abrigo y apretó el tupper contra su pecho. Todavía podía sentirlas manos de Jin por su cuerpo, y todavía tenía su voz en los oídos. Abrió la puerta del piso y salió, mirando hacia las oscuras escaleras. Las luces automáticas se encendieron a su paso mientras bajaba los peldaños de dos en dos. A través de la puerta del portal se podía ver que ya no llovía. Eran casi las cinco de la mañana.Suspiró. A la mañana siguiente tenía que dar una clase a las once. Tendría que reunir todo el sueño que pudiese y desayunar por el camino para no parecer un zombi. Además, ya había perdido el ultimo bus y tendría que ir a casa andando. Al menos no llovía.


֍֎֍


Cuando Namjoon salió de casa, Jin no tuvo porque disimular su cojera.

–¡Ay!¡Ay!¡Ay!–Se llevó una mano al culo, metiéndola por el pantalón, en busca de sangre. Desde siempre, había tenido la costumbre de hacerlo después de cada relación. Si había sangre, significaba que se había roto. Y, si se había roto, significaba tres días o mas sin sexo y un infierno para ir al baño. Sangre significaba romper con el chico. Había chicos que la tenían muy grande y le hacían un poco de daño, cierto, pero no tenían porque romperle. Como Nam. Era muy grande, pero fue con cuidado y cariño y ahora solo sentía un pequeño escozor. En treinta minutos o una hora ya podría caminar bien. Aún así, Jin se sentía como en un sueño. Se sentó en el sofá, con un mullido cojín bajo el culo, sonriendo. Ah, Kim Namjoon... Que hombre tan maravilloso. No podía ni contar la cantidad de veces que había llamado Namjoon a un chico cuando estaban... Bueno, cuando estaban. Llevaba casi tres años muriéndose por él. Casi le había venido bien que Hyungmin fuese una estúpida.Cuando Nam tenía novia, Jin se sentía tremendamente solo. Cierto era que entre semana no tenía tiempo ni para respirar, pero los domingos eran su día. Namjoon le iba a buscar por la mañana, e iban a la biblioteca dando un paseo. Ahí, le daba una clase 100% gratuita de una o dos horas y le ayudaba con los deberes, y por la tarde se iban a algún sitio chulo. La bolera, algún pub, el parque de atracciones, el zoo... A veces hasta iban a museos, pero Jin se pasaba todo el tiempo haciendo el payaso para hacer reír a Nam. Las por suerte pocas veces que Nam tenía novia, los domingos eran una fugaz clase de apenas media hora en casa de Jin, una despedida apresurada y la promesa de que "otro día será". Pero Namjoon era muy poco afortunado en el amor, y no solía tener novia mas de un mes. Al lado de Jin, en el radiador, estaba la ropa de Nam secándose. Alargó la mano y cogió la camiseta. Solo estaba un poco húmeda. Se la acercó a la nariz, y sintió que se iba a correr en ese mismo instante. Su mano se acercó a su pantalón, pero se paró a sí mismo. No. Ya habría otro momento para eso. Por fin había conseguido apoderarse de un pedazo más de Nam, pensaba tomárselo con calma. A sorbitos. Olió un poco más la camiseta, dejando que el olor corporal de Nam le envolviese, perdiéndose en él.... hasta estar al borde del desmayo. Joder, estaba loquísimo. Loco por Namjoon. Le gustaba desde su esbelto físico hasta su brillante cerebro. Todo en Nam era atractivo. Cada poro de su piel pedía a gritos ser besado y mordido,cada músculo de su cuerpo quería ser acariciado, y cada pelo de su cabeza deseaba que jugaran con él. Y Jin así lo sentía. Cuando estaba con Nam cerca, explicándole algo, con su mirada inteligente mirando al papel y su aliento oliendo levemente al café con leche que acababa de tomarse, tenía que contenerse para no abalanzarse sobre él y besar sus suaves labios. Hace unos años, en el instituto, se besaron jugando a prueba o verdad. La sensación de ese día seguía con claridad en la cabeza de Jin. Y, esa noche, la había revivido. Había sido solo un pico, pero le había gustado mas que cien mil besos con lengua con cualquier otro chico. Suspiró,derritiéndose, con la camiseta aún en la mano y pegada a la nariz. Nam. Nam y su voz grave. Y su tranquilidad casi permanente. Y su mirada que te hacía pensar que, si decía algo, sería algo brillante. Y su sonrisa con hoyuelos. Y su ahhhh~. Se acababa de correr. Sin ni siquiera tocarse. Dejó la camiseta en el radiador y se quedó unos minutos sentado, con los ojos cerrados, disfrutando de su orgasmo. Namjoon le había hecho correrse apenas minutos antes,pero eso no había afectado a este orgasmo. Habían sido ambos igual de intensos. Jadeó, intentando recuperar el aliento, prácticamente en estado líquido sobre el sofá. Verdaderamente, Nam le estaba volviendo loco. Se levantó. Tenía que cambiarse el pantalón, y también la sábana que había manchado con Nam. Al día siguiente era viernes, lo que quería decir que podría ir a algún bar aquella noche, y levantarse tarde al día siguiente. Y pasarse toooodo el sábado oliendo la ropa de Nam y tocándose, teniendo orgasmo tras orgasmo y gimiendo como el uke pasivo que era.


<수싀>

mejores amigos (Namjin)Where stories live. Discover now