XII

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Unos golpes sonaron en la puerta de Seokjin, pero él no se dio cuenta. Ensimismado, mirando a su teléfono, con medio cuerpo inclinado sobre la mesa de la cocina. La primera imagen que vio Nam al entrar por la puerta fue su culo, en unos vaqueros gastados, apuntando hacia él. Jin giró la cabeza, le miró unos instantes, y volvió a su teléfono.

–Ah, Joonie, no te he oído entrar. ¿Ha pasado algo? –. Hizo lo peor que podía haber hecho, estirarse, arqueando la espalda y resaltando su culo. Su camiseta, demasiado grande, se deslizó lo suficiente como para que Namjoon viese el elástico de sus calzoncillos. Incitado por esa vista, Nam se acercó a él. Le acarició las caderas, pegando su magnifico trasero a la no menos gloriosa erección de él. Jin dejó el móvil boca abajo en la mesa y volvió a mirarle por encima de su hombro.

–Namjoon,¿qué estás...? –. Fue cortado por unos leves frotamientos contra él.

–No te muevas –, dijo Nam, al tiempo que empezaba a bajarle los pantalones.

–Para, Nam, no me aptec... –intentó incorporarse, pero las manos de Nam le retuvieron.

–¡Que no te muevas, joder! – Jin pudo oír el leve sonido de una hebilla desabrochándose y unos pantalones cayendo al suelo.

–¡No, sin condón n-AH~...! – Sintió como Namjoon se introducía entero, hasta lo mas profundo de su ser. Gritó, con desesperación –.¡Nam, pa-para! – Le estaba embistiendo con fuerza, haciendo que todo su cuerpo fuese de delante a atrás con cada sacudida. Namjoon era demasiado fuerte, y demasiado grande, y estaba yendo demasiado duro. Unas pequeñas gotas rojas mancharon el suelo.

–¡Namjoon, me duele!¡Por favor, para! – Entre todas sus súplicas se colaban gemidos de dolor. Cada embestida demasiado fuerte, esos gemidos se convertían en gritos agónicos. Eso no era sexo. Le estaban violando. Su mejor amigo le estaba violando. Cogió el móvil, intentando abrir la aplicación de teléfono. Nam le tapó la boca. Él le mordió con fuerza. Nam soltó un gruñido, molesto, y le apretó la cabeza contra la mesa. Lo único que podía ver Jin ahora era el azucarero. Sus gritos de dolor seguían llenando la estancia.La mano libre de Namjoon le acarició la espalda por debajo de la camiseta.

–Ah~Jin-hyung~ –. Las manos de Jin se convirtieron en garras mientras este arañaba la mesa. El ritmo de Nam se volvió frenético, hasta que finalmente se paró con un gemido. Jin sintió algo espeso dentro de él, y cerró los ojos con fuerza para no llorar. Cuando Nam se separó, cayó al suelo de rodillas, incapaz de mantenerse en pie. Sus hombros empezaron a temblar, pero él se resistió a llorar. Su voz sonó como un susurro cuando dijo:

–¿Porqué lo has hecho? – La mirada de Nam bajó al suelo, y vio las gotas de sangre.

–¿Jin?¿Te ha doli...? – Jin le interrumpió, iracundo.

–¡No, por eso te estaba gritando que parases! – Se dio la vuelta, todavía arrodillado –.¡Fuera de mi casa!¡Ahora! – Namjoon retrocedió unos pasos, pero se volvió a acercar.

–No,Jin, dejame ayu...

–¡No,Namjoon, no!¡Vete! –Nam asintió, se abrochó el pantalón, dio media vuelta y salió de casa. Una vez se hubo ido, Jin soltó un largo suspiro y dejó que las lagrimas corrieran por sus mejillas.Intentó levantarse, apoyándose en la mesa, pero fue incapaz. Fue gateando, usando todas sus fuerzas para que sus brazos no se doblaran, hasta su dormitorio. Ni siquiera fue capaz de subirse en su cama. Tiró del edredón hasta poder tirarlo al suelo y se tapó con él, tumbándose de lado. No pudo apagar las luces. Dejó que las bombillas brillasen, gritándole su impotencia en esos momentos. Las lágrimas mojaban sus mejillas y el suelo. Aún así, cayó dormido en apenas minutos.

<수싀>

mejores amigos (Namjin)Where stories live. Discover now