🌠 07.

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Oscuros ojos ónix llenos de temor se abrieron de repente, jadeando silenciosamente y sentándose en la espaciosa cama, mientras tallaba sus pálidas mejilla y cubría sus ojos.

El azabache con desesperación palpó el lado contrario de la cama, esperando sentir el cálido tacto de la suave piel de su amado.

Severus entró en pánico cuando lo único que sintió fue el frío de las suaves sabanas que yacían debajo de el.

Severus se dispuso a levantarse de inmediato, el no podía perder a Harry, no podía no podía, su cabeza se giró a cada lado de cualquier posible escondite.

La puerta del baño se abrió y por ella salió un oji verde que se acomodaba, el cual acomodaba su pijama con tranquilidad.

Severus aceleró el paso y abrazó fuertemente al menor, resoplando de forma agitada, mientras sollozaba cosas como: "Estas aquí", "No me dejes" y "No te vallas".

Harry se asustó cuando sintió las lágrimas empapar su pecho desnudo, examinó rápidamente la habitación en busca de algún potencial daño, pero cuando no reconoció real amenaza se dispuso a consolar al hombre.

- Hey Sev, tranquilo, estoy aquí mi amor, no llores... Estoy aquí.- El hombre levantó su cabeza con cuidado, observando el rostro del morocho y uniendo sus labios en un desesperado beso.







- Entonces, ¿Que fue lo que soñaste?.- Preguntó el menor acariciando suavemente la espalda desnuda del mayor.

- Solo una pesadilla.- Aseguró apoyando su cabeza en el fuerte pecho de su chico.

- Tranquilo Sev, sueñes lo que sueñes, yo siempre estaré para ti.- Dijo el azabache mientras acomodaba mejor las sabanas sobre sus cuerpos desnudos, para que el frío no penetrara.

Severus asintió medio dormido, sintiendo como poco a poco la magia de Harry lo envolvía, aquella era una agradable sensación, por la cual muchos matarían por sentir.








Por primavera vez en días, Severus y Harry desayunaron en el GC, acompañados de colegas y alumnos y también de Sirius.

Harry se negaba a dirigirle si quiera la vista a Sirius, estaba demasiado indignado, no se lo podría creer, claro que no y estaba seguro que su padrino era demasiado Gryffindor como para abandonar sus sentimientos por Severus.

El de lente sintió como la pesada mirada de su padrino se dirigía hacía su lugar e inconscientemente apretó con fuerza el tenedor entre sus dedos, temblando ligeramente en su lugar.

Severus sintió como la magia de Severus se transformaba en un manojo inestable de corriente, que amenazaba con atentar contra la seguridad de cualquier persona.

- Harry, cariño, debes calmarte.- Susurró amorosamente en el odio del menor, mientras que posaba una de sus manos en la mano que sostenía aquel tenedor.

- Severus, siento que en cualquier momento me levantare y no sera para saludar.- Severus maldijo entre dientes cuando escuchó el sonido de una persona caminar hasta ellos y podía apostar por todo el dinero del Niño-Que-Vivió-Y-Venció tenía en cada una de sus bóvedas, a que aquella persona era ni mas ni menos que Sirius.

Cuando Severus observó la mano de Sirius tratar de tocar el hombro del menor, se levantó de un rápido movimiento tomó la muñeca del animago.

- Severus por favor, es mi ahijado.- Pidió suplicante.

- Lo entiendo, pero también entiendo a Harry cuando dice que no quiere hablar contigo, ¿Que no entiendes Black?, ¿Ser un perro por tanto tiempo te ha jodido las neuronas acaso?.- Pronunció Severus con tanto sarcasmo y odio como a su vocalización se le fue posible.

Sirius se sintió herido por esas palabras, Severus no le gustaba, para nada, el AMABA a Severus y eso era muy diferente.

Inesperadamente Mío. [ Snarry ]Where stories live. Discover now