Inesperadamente Mío. [ Snarry ]

🌠 18.

Severus no era débil.

Claro que no, él no era débil.

No lo fué nunca, nunca.

No lo fué de niño, cuando su padre llegaba tarde en la noche y golpeaba a su madre.

Tampoco lo fué cuando su madre murió y los golpes calleron sobre su cabeza.

No, tampoco lo fué cuando tuvo que enfrentar a Potter, o cuando casi fué atacado por aquel hombre lobo.

Severus jamás fué débil, Severus jamás inspiró lástima.

No cuando todos en Slytherin parecían odiarlo, o cuando se convirtió en el más temido profesor de pociones, no cuando se unió al lado oscuro, o cuando murió Lily, no cuando se volvió la marioneta de Dumbledore.

Jamás tuvo miedo, jamás, nunca demostró tristeza o debilidad, siempre demostró que era mejor mostrar una cara fría e indiferente, aún cuando luego derramara frías lágrimas con el rostro hundido en las almohadas.

Pero no entendía porqué ahora, sentando en el regazo de aquel hombre azabache, le costaba tanto retener las lágrimas, ¿ Acaso se había cansado de ocultar sus sentimientos durante toda una vida ?.

Quejidos y halaridos salieron de su garganta, sonidos ahogados, cómo los de un animal siendo flagelado.

¿ Por qué ahora se le hacía tan difícil detener las lágrimas amargas que se deslizaba con rapidez por sus mejillas ?.

— Shhh, ya cariño, ya.— murmuró Harry suavemente, con sus manos en diferentes puntos estratégicos del cuerpo de su amado azabache.

Los gemidos bajaron el volumen pero aumentaron su velocidad, al parecer Severus trataba de hacer lo que mejor sabía hacer: Ocultar.

— D-dejame.— murmuró el malhumorado y aún lloroso azabache.

— No.— Respondió el terco Gryffindor, apretando contra su pecho al hombre de larga cabellera.

— Déjame, vete. No te necesito, lárgate.— Harry suspiró.

Severus era cómo un gato callejero recién adoptado: Debías ganar su confianza poco a poco, a su ritmo, a veces te arañaría si tratas de ayudarlo o solo demostrarle cariño, y debes en cuando tendrías que apartarte para demostrarle que sí te necesita.

Severus necesitaba cuidado, cómo un gatito, eso era, Sev era un lindo gatito.

— Mírame Severus.— llamó suavemente, con voz grave y armoniosa.

Severus levantó lentamente la cabeza, con el ceño levemente fruncido.

“cielos, realmente es un gatito”.

— No te dejaré Severus, nunca podría hacerlo.— La voz de Harry estaba impregnado con amor, muchísimo amor, tanto que Severus se sentía mareado, cómo si estuviese en un barco que se tambalea ola tras ola del resistente mar.

— Te amo más que nada en el mundo.— La sonrisa cálida de Harry estaba causando estragos en su interior, así que cerró los ojos dejándose llevar por la suaves y cálidas palabras.

Su Harry era muy cariñoso, él solía decir que lo odiaba, pero realmente amaba que su Harry fuese así.

Harry sabe que Severus es solo un lindo gato mimoso y gruñón, que siempre está ahí a la espera de ser acariciado pero sin aceptar que de verdad necesita esas caricias.

— no te preocupes mi amor.— ¿ Eran ideas suyas o la voz de Harry se escuchaba más profunda ?.

— te protegeré, lo eres todo para mi. ¿ Sabes cuánto te amo Severus ?.— Los ojos negros del Snape lo observaron con una curiosidad bastante somnolienta.

— yo te cuido Sev, ya no tendrás que ser fuerte cariño, yo lo seré por ti.— Su rostro fue llenado de besos perezosos y llenos de amor.

— puedes ser débil, cariño, yo te sostengo.—

Los ojos de Severus se cerraron lentamente, dejando de librar aquella batalla con sus sentimientos, ya podía dejar de ser Snape, ahora solo sería Severus.

— Puedes sostenerme, Harry.— murmuró aquella voz grave y adormilada, cómo de quién aún lucha para que su cuerpo entero no se duerma.

— Claro, mi lindo gatito. Yo te sostengo.—

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