🌠 15.

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— Si señorita, la compraremos.— La rubia mujer suspiró aliviada, invocando los papeles de la propiedad.

— Entonces empezaremos con las remodelaciones enseguida, le estaremos contactando para tene-.— la bruja fue detenida en medio de su parloteo por uno de los azabaches.

— No gracias. No necesitamos las remodelaciones nosotros mismos nos encargamos.— La mujer frunció el ceño ante la interrupción de Severus.

— Si me disculpa, yo no hablaba con usted y segundo es el dueño que el que decide que hacer y que no con la casa.— Harry frunció el entrecejo con enojo, ¿ cómo se había tomado la libertar de hablarle así a su Sev ?.

— Pues se equivoca, yo le he dado la autoridad de decidir que hacer, así que agradecería que tuviera un poco más de respeto con mi pareja.— Respondió Harry mucho antes que Severus, el cual ya tenia preparado un comentario mordaz e irónico para la chica.

— Y-yo lo siento señor Potter.— Murmuró la avergonzada rubia.

— Oh, apuesto que lo sientes, creo que nos veremos en la penosa decisión de comentar nuestras quejas con tus superiores.— Comentó Severus con una sonrisa que rozaba lo diabólico.

Harry pasó uno de sus brazos por la cadera del pálido azabache, apegandolo a su pecho, dejando suaves besos en su rostro.

Severus se cruzó de brazos sonriendo con burla. Harry besó el cabello de Severus, escondiendo su sonrisa de diversión, sintiendo pena por el objeto de odio de su Severus.

— Vamos mi amor, tenemos que registrar la casa y pasar por el departamento de quejas.— Le susurró el oji verde al azabache, que aún asesinaba con la mirada a la temblorosa rubia.

Esta les extendió el traslador, el cuál Severus no dudó en arrebatarle, ambos desaparecieron y aparecieron en la oficina de la rubia.

Severus suspiró y tarareó observando la oficina de la rubia con aire despectivo, mientras Harry le acariciaba la espalda baja con suavidad.

La rubia apareció minutos después, cargando un manojo de llaves y las escrituras de la casa.

— Señor Potter, necesito aquí su firma para registrarlo cómo dueño de la propiedad.— la rubia colocó dos pergaminos sobre el escritorio frente al Potter, Harry tomó la pluma y se la extendió a Severus.

— Firma Sev. La casa es para ti.— La bruja miró atónita cómo Severus asentía tomando la pluma y firmando.

— N-necesito algunas gotas de sangre.— le señaló el pergamino.

Severus tomó la daga que se le ofrecía e hizo un corte en su palma, dejando caer algunas gotas de sangre.

La mujer tomó los pergaminos y los guardó en una carpeta, ahora extendiéndoles una copia de las escrituras de la propiedad, siendo Severus quien lo tomara.

— Luego les estaremos enviando más documentos y planos sobre el estado actual de la casa.— También se les fue entregada las llaves.

— Vamos Sev, debemos pasar por el departamento de quejas ~.— canturreo Harry, tomando todo lo que la rubia le había dado a Severus, guardando todo en uno de los bolsillos de su túnica.

Luego Harry y Severus llegaron al laboratorio de este último. Severus había empezado a recoger varias pociones destinadas al área medica del castillo, mientras Harry observaba.

— No tenías que hacerlo.— Gruñó Severus.

— En la oficina parecías muy feliz.— Respondió Harry con simpleza.

— Eso es diferente. No podíamos pelear frente a esa maldita rubia.— Gruñó de nuevo, mientras encaraba al oji verde.

Harry caminó hasta el azabache, tomándolo de las caderas y apegandolo a su cuerpo, Severus frunció el ceño y lo miró a los ojos.

— ¿ por que no me perdonas ?.— Severus arqueó una de su cejas.

— ¿ eso acaso es importante ?.— Murmuró con recelo.

— Severus, soy tu pareja. No puedes estar siempre enojado.— presionó ambas frentes, quedando uno frente al otro, mirándose a los ojos.

Verde y negro chocaron con furia, ambos en diferente grado.

— Perdóname. — Susurró Harry, con suavidad y amor.

— No.—.

— Perdóname.— presionó húmedos besos por el cuello pálido del azabache.

— N-no.— Severus se arqueó un poco cuando Harry pasó de lentos y suaves besos a excitantes mordidas.

— Ngh, H-harry.— Gimió con Severus con suavidad.

— ¿ mmh ?.— Harry sonrió, subiendo a una de las mesas al azabache, tomando posición entre las piernas de este, fingiendo embestidas.

Severus enrolló sus brazos alrededor del cuello del oji verde, arqueándose un poco y soltando suaves jadeos.

— ¡ Harry !, ¿ cómo les-.— Sirius abrió fuertemente los ojos al ver la escena. Su ahijado entre las piernas de un jadeante pocionista.

— Y-yo, ¡ lo siento !.— Harry le regaló a Sirius la mirada más helada y amenazante que sus orbes color avada pudieron reflejar.

Sirius salió rápidamente del salón dejando a los dos azabaches solos. Harry se volvió para mirar a Severus, el cual empujó suavemente al oji verde, bajando de la mesa y organizando sus ropas.

— Sev, ¿ enserio me vas a dejar así ?.— Señaló su miembro orgullosamente erguido.

— Claro.— Respondió Severus con normalidad, después de ese susto lo que menos quería ahora era tener sexo con Harry.

— Sev.— Lloriqueó el Potter abrazando al azabache, Severus se sacudió un poco para liberarse del abrazo.

Severus sacó su varita y levitó algunas canastas llenas de pociones curativas.

— Iré con Poppy, no me esperes.— Harry suspiró asintiendo.

Inesperadamente Mío. [ Snarry ]Where stories live. Discover now