Capítulo 12. Sour.

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»Annie

–Marie, cariño, ¿podrías alcanzarme aquellas fresias del estante alto?

Allí estaba, la Señora Klammer confundiendo mi nombre otra vez. No la consideraba lo bastante vieja como para olvidar nombres, pero por alguna razón, lo hacía.

Era la típica dependienta de una florería, y es que era el caso. La mujer llevaba adelante el local sola, desde la muerte de su esposo, contando solamente con la ayuda de Marie y yo, y fingiendo que su vida era muy feliz.

Al principio, este trabajo era solo una obligación. Desde que Nate había empezado a trabajar en un pequeño bar, a mamá le pareció fuera de lugar que yo, siendo mayor que él, me quedara en casa. Luego me acostumbré a la Señora Klammer, y Marie era una chica genial, por lo que cuando Nate dejó el trabajo, yo seguí haciendo lo mío. Era agradable pasarse el día entre flores y volver a casa con aroma a jardín... aunque en primer lugar, había querido trabajar en la librería para hechar una ojeada a escondidas de los libros que quisiera.

–Más atrás hay otro jarrón, ¿Debería traerlo? – Dejé el jarrón transparente de las fresias sobre el mostrador donde la Señora Klammer trabajaba. Hacía tanto tiempo que se hacía llamar así, que casi todos habíamos olvidado su nombre, como ella olvidaba los nuestros.

–Por favor, querida. ¡No sé qué harían nuestros cortos brazos si nos dejaras, Marie! – Sus palabras sonaron a melodrama, pero Marie, la verdadera Marie, tenía qué decir.

–¿Comprar una escalera, quizá? – Dijo por lo bajo, haciéndome reír mientras me estiraba a alcanzar las fresias. Me quedé pensando en la razón por la que Marie trabajaba aquí, con su oscuro y corto cabello puntiagudo al estilo Alice Cullen y su delineador azul.

–¡Cuidado! – Anunció una voz familiar, al tiempo que un brazo se aprovechaba de mi concentración para cerrarse en torno a mi cintura y tirar de mí hacia atrás, trastabillando lejos del estante.

–¡Lance, mi niño! – Exclamó la Señora Klammer al ponerse las gafas y mirar hacia nosotros. El chico giraba conmigo a cuestas, intentando recrear una película, pero haciendo un desastre de flores.

Lancelot era sobrino de mi jefa. Era así como nos habíamos conocido, donde había coqueteado conmigo, y finalmente, hacía casi dos años, había sido lo suficientemente exagerado para hincarse ante mí con una rosa en la boca y pedirme que fuera su novia. Los clientes habían aplaudido como si me hubiera pedido matrimonio y yo había escondido mis tontas lágrimas de lectora sensible.

–Os vine a ver un rato – Dijo el muchacho yendo a plantar un beso en la mejilla de su tía. Él era el protegido de ella, por encima de los tres hermanos que tenía Lance –. Porque soy el cumpleañero más atento.

Me siguió hasta mi mostrador, donde intenté terminar el ramo de las quince rosas que un muchachito me había pedido para el cumpleaños de su novia.

–Para tu carro, todavía faltan tres semanas. No vamos a empezar a tirarte rositas con anticipación – Dijo Marie sin mirarle, seleccionando unas violetas.

Ella se encargaba de las coronas de flores para funerales (por horrible que suene), la Señora Klammer hacía los arreglos decorativos para locales, fiestas pequeñas o casas, y a mí me tocaban los pedidos de ramos normales que solían encargar para las parejas, los casamientos o nacimientos.

–Pues sería una buena idea – Opinó el aludido, lanzándole una rosa de las que habíamos tirado, al mostrador. Luego volvió su mirada hacia mí –. ¿Y, ya te lo has pensado?

Se refería al tema de su fiesta. Le había contado sobre los "amargos dieciséis" que le habían festejado a un personaje de un libro que leía, y la idea le había gustado tanto como para querer hacer algo parecido con sus dieciocho. Le había dicho que me encargaría de su cumpleaños, aunque ya no tuviese ganas. Había sido antes de conocer a Harry y sentirme tan lejana a mi propio novio.

–Bueno... le he estado dando vueltas un poco. He descartado los "picantes dieciocho" por lo mal que suena. También los "salados dieciocho" porque pensé qe sonaba a mala suerte. Así que por el momento, tenemos los "ácidos dieciocho"... ¿Qué tal? – Alcé mis cejas hacia él, que me escuchaba atento.

–Puede resultar, si sabemos como usarla, claro. Pero sé que será genial. ¿Necesitarás mi ayuda? – Deshojaba un jazmín mientras hablaba. Claro que su tía no iba a decirle nada.

–La idea es que no. Intentaré pedir a las chicas o a Nate. Si se hace necesario, te llamaré.

–Tengo la mejor novia de todas – Dicho esto, se estiró sobre el mostrador para besarme a través de las flores.

Me sentí culpable mientras le devolvía el beso. Culpable por pensar en dejarlo, culpable por olvidarme de él tras la llamada de Harry, y culpable por seguir hablando con ese amor imposible que le opacaba. Lancelot ya no era "la luz de mis ojos" y quizás nunca lo hubo sido al completo, pero no era justo para él. ¿Qué pasaba si algún día él se enamoraba de Lilly Collins y ella también le quisiera? Yo no tenía oportunidad.

–Vale, vale, dejaros de molestar aquí que vienen clientes – Marie apareció empujándonos fuera y casi nos saca del local.

–¿Tía Meg, no me darías mi regalo de cumpleaños adelantado? – Dijo Lance con su mejor cara de niño angelado que lleva al mismo diablo dentro. La mujer solo le miró a la espera –. ¿Le darías el resto del día libre a Annie?

–Bueno, niña, ve con él – La Señora Klammer palmeó el hombro de Marie y la empujó en dirección a Lance. Su confusión era grande.

Nos miramos entre los tres un segundo. Lancelot se encogió de hombros y me sacó de allí en volandas antes de que pudiera pasar otra cosa.

–¡A mi ramo le faltan tres rosas! – Grité antes de que mi novio me arrastrara lejos de allí –. ¿A dónde iremos?

–De hecho, no había pensado ningún lugar en particular... – Admitió enganchando una margarita en mi cabello, a sabiendas de que eran mis favoritas – ¿Tienes hambre?

Se acercaba la hora del almuerzo y mi estómago estaba totalmente predispuesto.

–Claro, solo deja que avise a mi madre que no iré para el almuerzo.

Tomé el móvil de mi bolsillo trasero del pantalón y tecleé el mensaje antes de mirar ningún otro.

Fui interrumpida por un mensaje entrante.

"Adivina adivinador ¿dónde es la siguiente presentación después del tour..? // De: Harry"

"Para: Harry // Australia...?" 

"Nope. ¡NYC!  // De: Harry"

"Para: Harry // ¡Será genial! Xx"

Hice mis cuentas mentales luego de presionar el botón de "enviar". Lancelot caminaba despacio a mi lado, y tuve que soltarme de su mano para servirme de mis dedos en la cuenta mental. Sabía aproximadamente las fechas de conciertos que quedaban luego de tanto visitar la página por las entradas. Y si no me equivocaba...

...El tour terminaba en tres semanas.

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Hola :)

bueno, he intentado hacer un poco más querible a Lancelot porque he notado que nadie lo quiere ni un pelo... jajaja.

Espero les guste y me regalen una estrellita. Saben que pueden comentar lo que deseen.

Gracias por leer! Xx

                            -Ana Paula

Pd: Nobody saves me like H.

Idol Zoned (h.s) // 2015Where stories live. Discover now