Tarde

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—No lo se Perla, no parece muy buena idea...

—Por favor, será algo pequeño entre nosotras y nuestras...quiero decir...MI novia...—

—Pearl, en la mañana no querías ni ir a un lugar especial a cenar a pesar de que nos hubiéramos ganado un muy buen descuento, ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de parecer así sin más?

—Es que. Bueno. Hoy cumplo veintiocho años, así que ya estoy prácticamente a la esquina de los treinta años.

—Te saltaste un número.

—Estoy enfatizando un punto aquí. Es solo que, quiero revivir recuerdos, ¿sabes?, ni siquiera quiero algo grande, solo que gente cercana a mi esté ahí compartiendo el momento, como lo hacíamos cuando éramos jóvenes.

—Si, cuando comprábamos alcohol barato y nos poníamos a jugar cartas ebrios; ¡Oh! Tal vez podemos traer un Twister y golpearnos en la frente tratando de ganar el juego, ¿qué te parece eso?—Comenta con sarcasmo la peliazulada con una clara referencia a un evento que le ocurrió en una de esas reuniones (evento el cual tiene muy grabado en la memoria por una cicatriz que cruza la ceja derecha).—Así que, está bien, allá tú Pearl, haz tú reunión pero sigues sin convencerme.—

—Vamos, no tiene que ser como en los viejos tiempos.—continúa insistiendo Perla.—Solo vamos a mi apartamento, sacamos unas cuantas bebidas, pequeños aperitivos para mientras hablamos de cualquier cosa e incluso puedo conectar esa vieja bocina de Amatista, hazlo por mi, es mi cumpleaños.—

Lapis la mira a los ojos, manteniendo esa seriedad y de pronto, solo refunfuña rodando los ojos.—De acuerdo.—accede la peliazul.

En eso, Perla muestra una gran sonrisa y abraza a Lapis de la emoción, Lapis se exaltó con esa reacción fuerte y algo extravagante sabiendo a lo que ella había accedido, pero es lindo verla feliz.

Siendo honesta con ella misma, Lapis no estaba aún del todo convencida; nunca fue tan fan de esas fiestas (principalmente por experiencias ácidas que incluyen alcohol y varias malas decisiones). Pero una vez más, estamos hablando del cumpleaños de una amiga que prácticamente está con ella desde el principio de los tiempos, así que está en total confianza de que no pasará nada en ese lugar.

Y además, ya está muy grandecita para cometer ese tipo de errores, ya tiene un puñado de experiencia gracias a la preparatoria y unas cuantas fiestas universitarias, entonces no hay nada de que preocuparse.

—Así que...¿quieres que traiga algo?—

—No te molestes, aquí tenemos las bebidas.

—¿Segura que no quiere que traiga algo?

—No me voy a arriesgar a que traigas vino de caja con la excusa de que es "lo mismo pero más barato"—

—Jaj, de acuerdo, si tú lo dices.—Le sigue el juego y con eso Perla se despide de su amiga y sale del lugar no sin antes avisarle que llegue al improvisado evento a las nueve de la noche.

Peridot no sale del lugar aún.—Hey Lazuli...nos vemos en la noche...¿D'accorde?—Y en eso, Peridot se despide con un ademán, sonríe de una manera boba en la cual claramente enseña una pizca de incomodidad y con eso se marchó detrás de Perla.

"De todas las maneras de despedirme...¿porqué elegí pistolas con los dedos."

Peridot sigue corriendo detrás de ella, completamente avergonzada de si misma y ligeramente maldiciendo bajo su aliento esa repentina cobardía que tuvo en el momento que estuvieron solas.

Y mientras tanto Lapis. Esta estática sin reacción alguna al principio, pero luego una sonrisa complacida se asoma en su rostro junto a un rubor escurridizo que se expande como incendio forestal; en especial aquel peculiar calor que no se limita solo al rostro.

El dilema Lazuli.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن