¿Y si nos conocemos mejor?

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—Tenga un lindo día.—otra sonrisa forzada.

—Gracias, igualmente.—Otro cliente sale del lugar y cinco más entran.

Desde que Lapis Lazuli se despertó, las cosas no van del todo bien en su día.

Amanece con un leve dolor de cuello por dormir mal acomodada, un dolor de cabeza por el alcohol y una gran fatiga, pero aún así Lapis se fue a trabajar, ningún malestar podía impedirle seguir adelante, ni siquiera era algo para llorarle.

O eso creyó hasta que llegando al café, el dolor se volvió más intenso y punzante. Y para rematar todo, la reciente luz de sus días no vino con Perla.

"Estaba muy cansada, así que la deje descansar."

Este día sera una mierda...

Lapis checa la hora, 9:10 pm, no está ni a la mitad de su trabajo. La jornada era mucho más larga, más de lo que ella pensaba.

—¿Como puedes sentirte así de mal y aún tener cabeza para pensar?

—No lo se, solo puedo.—

Perla rueda los ojos.—Al menos descansa un poco atrás, yo me encargo de ayudar a Sadie con la jornada, al parecer Lars volverá a faltar.—

Lapis rueda los ojos tras oír la noticia, de verdad que debe de hacer algo acerca de las cantidades de faltas que este joven ya ha tenido en el mes.

Pero solo no ahora, Perla se enojaría con ella si le insiste.

—Bien, estaré atrás viendo que falta en la despensa.—

—Lapis, descansa, no te fuerces.—Le insistía.

—Bien...iré al cuarto de atrás.

Lapis toma su bolsa del perchero y se encamina al cuarto de atrás, donde antes era un armario para almacenar cosas y ahora es donde normalmente son las horas de descanso.

Justo antes de pasar a la cocina, hay un pequeño pasillo tan angosto que apenas puede caber una persona y al final de este, una puerta de madera que al abrirla, no hay nada de interesante.

Un cuarto de colores opacos con solo una ventana pequeña con nada más que una televisión con cable abierto que casi siempre está prendida para tener algo de sonido, una mesa y silla desplegables y un pequeño refrigerador donde Sadie suele guardar los almuerzos que le manda su madre.

Lapis siempre detesto este lugar, algo de ese cuarto le daba una de esas energías que te tensan el cuerpo y te dicen que no eres bienvenido aquí; puede que solo esté exagerando pero de verdad que detestaba este lugar.

Al menos trajo su laptop para mantenerse ocupada mientras estaba ahí, ni idea de que haría hasta que Perla viniera aquí pero no se quedaría con las manos desocupadas.

(...)

Sin que ella se haya dado cuenta, Perla entra al cuarto con dos tazas.

La que tiene café la deja alado de la laptop de Lapis y se sienta frente a ella dándole un sorbo a la que tiene te.

—¿Tomaste algo para el dolor de cabeza antes de venir?

Lapis sube la mirada para ver a Perla frente a ella y luego su mirada llega a la taza de café negro que libera un perfumado humo suave.

—Fuera de los que siempre tomó, no realmente.—Sin pensarlo dos veces, Lapis toma la taza y le da un sorbo.

Había olvidado lo delicioso que era café negro después de tener noches sin dormir.

El dilema Lazuli.Where stories live. Discover now