Cap 41

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Yuri miraba a su recién dormido novio, descansando muy amenamente y se levantó de su cama, bagar por su gran casa era una de las cosas que hacía seguido, pensar en su sofá, lamentarse sobre sus almohadas silenciando sus lamentos, ahogarse en una depresión del porque no puede sentir alguna otra cosa por el pequeño que vino de él que no fuese odio, rencor y envidia y se pregunta, porque?, en realidad era su culpa?, aunque todas sus respuestas sólo daban a un estresante "no".

Se sentó sobre su sofá y tomó alguno de sus libros de un gigantesco estante, uno sencillo, de lectura fácil y subió de nuevo, ya no con dirección a su habitación si no a la de su pequeño; silenciosamente entró y notó que las luz de noche estaba encendida y el pequeño de dos meses profundamente dormido, se sentó en la mecedora al lado de la cuna y abrió el libro en la primera hoja.

-sabes, este es mi libro favorito, espero poder leerte cientos de libros, contarte cientos de historias como las de mamá pero....no me odies, yo sé que llegaré a amar más que a mi propia alma pero si eso no pasa- su voz se coartaba y temblaba avisando el que entraban las lágrimas a escena- primero no estorbar, irme, no sabrán de mí y podrás conseguir a alguien que te pueda ser más útil que yo- algunas lágrimas recorrieron sus mejillas y suspiro, no era el momento- se llama "la mecánica del corazón", es algo sencillo, solo un chico con un reloj por corazón- se fue acercando más a la cuna y lo observo

Tenía mucho parecido a él, su pelo era un poco más cenizo pero su piel blanca, se veía muy bien durmiendo, como su padre pensó yurio, algo dentro de él decidió alzar su mano y tocar su pequeña frente con delicadeza por miedo a que se rompiera notando que aquel pequeño estaba hirviendo en temperatura; el joven se exaltó y levantó rápido de su sillón empezando a tocar las mejillas de su pequeño notando como este respiraba pesadamente y con dificultad, se asustó, que haría, el pánico se apoderó de él, volvió su vista al pequeño y frunció el ceño con espanto.

-jean!!- se escuchó un grito ahogado recorrer toda la casa alertando al alfa

Este se despertó de inmediato y se dirigió a donde creía se encontraban ambos viendo aquella escena, yurio arrodillado en el suelo abrazando y pegando a su pecho aquel bebé.

-qué pasa yurio?- le pregunto algo alarmado el alfa solo para notar las lágrimas en los ojos del rubio

-yu..yuvi- se escuchaba su voz quebrada- está hirviendo en temperatura- soltó entre llanto

Ambos jóvenes salieron de aquel departamento con dirección a su auto, jean con una pataleta en su hombro y yurio abrazado a su bebé, tomándolo como si fuera un juguete el cual no quisieras soltar nunca.

Llegaron al hospital cual rayos y los atendieron de inmediato, ellos esperaron en la sala de espera, alejados de su bebé, algo dentro de yurio se sentía extraño, abrazó su estómago y se acercó a jean.

-qui..qui...quiero a mi yuvi- soltó en lamentos

Jean lo miró extrañado y abrazó, había estado esperando a escuchar aquellas palabras, aquella reacción, aunque no de esa manera y no en ese lugar.

Yurio lloraba desconsoladamente, se sentía estupido, como no habría notado aquel malestar en su pequeño, dentro de él un gran hueco se hacía, se volvía a odiar pero por razones diferentes y lo notó, si sentía algo por el pequeño, lo quería con su alma, lo extrañaba más que nada en esos momentos.

Después de unos cuantos minutos los pasaron a un consultorio, ahí se encontraba su pequeño, aún dormido, bonito como siempre.

-señores jean y yuri- comentó el doctor una vez que estos se sentaron frente el- lo trajeron a tiempo, pudo haber pasado a muchos mayores, pero afortunadamente sigue aquí, ahora se encuentra estable, le recetaremos algunos medicamentos y podrá venir la próxima semana para ver cómo prosigue- comentó el doctor con una sonrisa

Asintieron y fueron a su auto en completo silencio, dentro de este solo sé escucharon suspiros de alivio, un yuri muy pegado a su bebé y un jean con sonrisa.

-jean lo siento mucho- le susurro yurio

-no tienes que disculparte, ya todo está bien y nuestro pequeño yuvi podrá seguir siendo feliz- le toco el hombro y libero fermonas

-perdón yuvi, mami lo lamenta- le lloro al pequeño

El pequeño por fin abrió sus pequeños ojitos y los miró, estirando sus pequeñas manitas jugueteó por las lágrimas bajantes de las mejillas de su mamá y le sonrió, dentro de él corazón de ambos mayores todo se había tornado rosa.

mama sustitutaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang