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Saruhiko soltó el aire retenido una vez más, no soportaba el olor a rosas de la Omega que se encontraba a su lado, sin embargo ella le agradaba, tenía un carácter similar al suyo y eso facilitaba las cosas.

Douhan Hisaraka eventualmente se convertiría en su prometida, la que sus padres escogieron para él, la que sería la madre de sus cachorros, su Omega pero nunca llevaría su marca.

Observo con detenimiento al pelirrojo Omega a unos cuantos asientos detrás del suyo, hablaba sin parar y reír con su tonto amigo rubio, un Alfa. En ocasiones se preguntaba cómo la mayoría de los estudiantes podían ser crueles con él, había presenciado un par de veces como le decían palabras hirientes, lo empujaban y hablaban a sus espaldas.

Sin embargo él se levantaba e ignoraba todas aquellas habladurías.

Examinó de arriba a abajo al Omega, Misaki era su nombre sino recordaba mal. Tenía la estatura propia de un Omega, no era alto, un bonito color de piel, su cuerpo era cubierto por la gran cantidad de ropa abrigadora que llevaba y unos grandes y bonitos ojos ámbar y cuando sonreía junto a su inseparable amigo parecía que todo a su alrededor brillará. Su carácter era otro tema, escuchó alguna vez decir que era un Omega con un carácter difícil, no era alguien dócil ni sumiso como todo Omega debía serlo.

Su olor era otra cosa que le llamaba la atención, una rara combinación de cerezas, maracuyá y el característico olor dulzón de la piña que en él era una perfecta combinación no tan molesta como la mayoría de aromas de los Omegas.

Un par de veces escuchó de algunos Alfas amigos de Douhan y por consiguiente suyos que les gustaría follar con ese Omega y marcarlo, conseguir que fuera sumiso sería un gran triunfo.

La mayoría de Alfas y los estándares impuestos por la sociedad podrían ser una completa mierda.

El perfecto Omega [Sarumi/K-project]Where stories live. Discover now