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Su Omega se siente aturdido al igual que él, busca el olor del Alfa que lo sostuvo entre sus brazos, nada, se ha ido.

Ve a su madre quien lo observa, se siente culpable de preocuparla y de causar tantos problemas.

Siente el nudo en su garganta y las lágrimas deslizarse por sus mejillas.

Su madre lo abraza y es entonces cuando se permite llorar, llora un pequeño niño en los brazos de su madre.

Ella le dice entre susurros mientras acaricia su cabello que todo estará bien, que aquella es sólo una marca temporal y que pronto desaparecerá, y sabe que aquello después dé un tiempo se convertirá en una pálida cicatriz.

Porque aún no entiende que todo lo que solía ser ya no es, ya no es el mismo Yata Misaki de hace algunos meses cuando no conocía a su destinado, todo se ha vuelto turbio y doloroso, cuando se supone que sería alegría y felicidad.

Su Omega le hace llorar aún con más fuerza y dolor cuando recuerda que su Alfa vio la mordida, porque sabe que ahora nadie lo va a querer, nadie quiere a un supuesto Omega marcado y usado.

Cada vez siente que pierde a su Alfa y se pierde a él mismo en el camino.

Sus sollozos disminuyen cuando Morfeo se apodera de su cuerpo, su madre inhala el triste olor que desprende su pequeño niño.

Porque a veces los perfectos escenarios que planeamos y creamos en nuestra imaginación nunca podrán existir.

El perfecto Omega [Sarumi/K-project]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora