Presentaciones

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La luz de la mañana entraba por la ventana del rubio anunciando la salida de sol, delgados rayos de luz se colaban por las cortinas de color blanco y daban justo en la cara de cierto chico rubio sin llegar al punto de molestarle.

La alarma suena aturdentemente y el chico se mueve en su cama molesto por haber terminado su sueño, odiaba cuando eso pasaba pues cuando intentaba recuperar el sueño no podía lograrlo.

Jeonghan se sienta en su cama,
con el ceño fruncido y un pequeño puchero involuntario, se talla los ojos y apaga la alarma dando un gran bostezo antes de ponerse su anteojos delgados de color dorado que caían levemente sobre el puente de su nariz.

Después de darse una ducha y haberse arreglado guardó todos sus libros para dejarlos en el casillero que este año le tocaría.
No estaba exactamente emocionado por empezar el año escolar pero se hacía la idea.

Bajó las escaleras con la mochila en el hombro, ya vestido para irse.

- ¿Vas a desayunar, cariño? - le preguntó su abuela sentada en la sala.

- Solo me haré un cereal no quiero despertar al chef - el rubio dejó su mochila en uno de los sofás de la sala y se dirigió a la cocina.

Fue a la cocina e intentó bajar el cereal de la alacena pero la caja estaba más arriba de lo que el rubio imaginaba así que tuvo que subirse al banquito que no usaba desde que tenía diez años, por poco se le cae pero logró detener el accidente y continuó con su pequeña tarea.

Cuando terminó su cereal regresó a la sala y encontró a la pelirroja hablando animadamente con su abuela.

- Empiezo a sospechar que tienes una copia de las llaves - dijo Jeonghan tomando su mochila y colgándosela en el hombro mientras miraba a su amiga con los ojos entre cerrados.

- No estás muy alejado de la realidad... - dijo la chica en un susurro que Jeonghan apenas alcanzó a escuchar.

- ¿Qué dijiste? -preguntó el rubio.

- Nada, ¡Oh mira que tarde es, vámonos! - Rose se levantó del sofá rápidamente.

- Cierto, nos vemos, abuela - Jeonghan se acercó a su abuela y le besó la frente.

La mujer sonrió y les deseó suerte en su primer día.
Los dos muchachos salieron de la casa y se subieron al auto del rubio.

- Nunca entenderé tu obsesión con el blanco y los colores pastel - dijo Rose mientras se ponía labial mirándose en el espejo del auto.

- Son lindos y no es una obsesión, todos tenemos colores favoritos, por ejemplo, a ti te gusta el rojo - Jeonghan iba manejando mirando a todos los lados de la calle.

- Es diferente... - se intentó excusar la chica.

- Sí, ajá - respondió el rubio con sarcasmo.

Cuando llegaron a la escuela los dos se bajaron del auto he ingresaron a la institución para buscar rápido sus nuevos casilleros. Aunque al parecer su misión estaba por ser interrumpida.

- ¡Rose! - llamó un chico alto con la chaqueta del equipo de básquetbol.

A Jeonghan la parecía algo cliché en primer lugar, que la chica lista del instituto saliera con el idiota de básquetbol y este fuera un tóxico hasta más no poder pero le daba más gracia que él mismo era el amigo gay.

- Diablos... - susurró la chica.

- Ella no quiere hablar ahorita Han - dijo Jeonghan tomando la muñeca de la chica con delicadeza.

El hilo rojo - JihanWhere stories live. Discover now