14

1.2K 138 16
                                    

¿Cuanto había pasado desde la última vez que Yuri Plisetsky había sentido algo que no fuera su propio egoísmo? Creía que los celos a veces eran normales aunque en su interior sabía que su abuelo le daría un fuerte golpe por sus decisiones de instinto.

Miraba aquella ventana dejando ver la vista de un panorama lluvioso y nublado.
¿Que podía hacer? El amor de su vida estaba a unas cuantas habitaciones sollozando en los pies de algunos de sus tantos compañeros que los adoraban desde que el japonés había llegado a la vida tanto suya como de Viktor.
Tomó su móvil buscando su último mensaje y no había recibido más que un visto cortante que podría significar una sola cosa:

No me estés molestando.

Hizo crujir sus perlas, sentía celos y furia por cada centímetro o por cada extremo de su cuerpo, no iba a quedarse así.
— Maldito Viktor. — Salió de aquella habitación de cuatro paredes dando un portazo. ¿Porque no hacer suyo lo que era suyo? Recorría aquellos largos pasillos cegado empujando a cualquiera que pudiera impedir su paso entonces miró aquella habitación donde no se escuchaba ningún sonido.
Comenzó por suaves toques con un ábreme amor pero al no recibir respuesta toco con desesperación.
— ¡MALDITO SEAS YUURI ÁBREME LA PUERTA O LA TUMBARE COMO LO HICE CON LA ESPALDA DE ESE VIEJO! — Amenazo Yurio.
Una cara llena de ojeras y ojos rojos había abierto la puerta, esos ojos cafés que tanto amaba los había destrozado como una barra de chocolate partida en dos partes
— Te dije que no...—
— Shh..—
Lo había tomado por el mentón mientras se acercaba con atrevimiento tan cerca que sus respiraciones se mezclaban y se podían sentir.
— Déjame recompensarte. — Depositó un beso tierno donde Yuuri había terminado por corresponder tomando a su novio por el cuello. Era suyo y podía sentirlo aunque fuera un tanto más bajo que él Yurio besaba a su pareja con pasión y amor tanto que comenzó a caminar con lentitud cerrando aquella puerta, lo empujó con suavidad
Espero lo goces. — Fue lo último que pronunció antes de juntar sus labios nuevamente, lamidas y pequeños jadeos por parte de Yuuri que enloquecían a Yurio. Era tan suyo que no demoraría en buscarlo y rogar -aunque jamás lo había hecho-, mordió con sutilidad su labio inferior jalándolo hacia él, esos besos sonoros llenos de lujuria comenzaron a bajar por aquella piel blanca dando a su clavícula donde mordió dejando una notable marca.

Espero te mueras de celos Viktor.

Pensó antes de hacerlo quitarse su playera, esa musculatura era tan suya que cada vez que lo repetía en su cabeza deliraba sonrojado. Se subió sobre su entrepierna acomodándose para mover sus caderas con suavidad queriendo provocar más de una sensación, jadeos y suaves gemidos llenaban la habitación de Yuuri, ¿que estaba pasándole? Se sentía tan bien que apretó las sábanas blancas del hotel

— Espera... Yurio —
— ¿Que pasa, cariño? —

— Es mi primera vez—

Aquellas palabras hicieron sonreír de oreja a oreja al rubio, tenía tanta suerte que juntó sus labios
Me encantará ser el primero —
Viktor no lo había tocado eso lo había llenado todo su interior de orgullo


Viktor Nikiforov ha enviado un mensaje:
Yuuri, ¿puedo ir a tu habitación?

.
.
.

Viktor miraba su móvil esperando una respuesta inmediata pero nada, gruño con frustración tanto qué pasó una mano por su cabellera blanca.
— Yuuri... Por favor vamos. —
Rogó a la nada de su habitación atentó.

¿Contestaría?

𝙏𝙝𝙚 𝙅𝙚𝙖𝙡𝙤𝙪𝙨𝙮 𝙤𝙛 𝙔𝙪𝙧𝙞 𝙋𝙡𝙞𝙨𝙚𝙩𝙨𝙠𝙮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora