16

977 89 9
                                    

Celos y tristeza no era una buena combinación, a cualquiera podría distraerlo sacando más de un gruñido o más de un quejido ante su malhumor, Viktor estaba sufriendo las consecuencias y el karma de sus actos. Miraba la pista vacía y esas memorias regresaron a su mente para atormentarlo de tal forma que frunció su entrecejo.

— ¡Viktor!, ¡Mira lo estoy haciendo bien! — El japonés mantenía una sonrisa positiva mientras que reía y se acercaba a él.

— Siempre lo haces bien — Contesto con una sonrisa, ahí al menos sonreía.

— ¿Tú crees? — miró esas tiernas mejillas comenzando a ponerse rojizas

— Lo creo y no dudo ni un segundo — afirmó suavemente antes de poder mirarlo; esa mirada llena de amor y pasión hacía el extranjero. No podía esperas más de él, él era esa pasión que le hizo regresar al podio.

— Viktor, deja de lloriquear y vamos a la cena — Esa voz femenina le hizo voltear, no se había dado cuenta de que tenían unas cuantas lágrimas en esos preciosos ojos azules. — ¿Viktor? — La voz de Mila pareció apachurrarse al ver a su compañero de esa forma. — ¿Aún sientes cosas por Yuuri, no?

— ¿No es obvio? — Se limito a contestar.

— ¿Y nunca haz pesando que siente él? — Cuestionó la pelirroja

— ¿Que siente él? — Se quedó estático, ¿Cuando se había detenido a pensarlo de esa forma? Nunca, siempre pensaba en él antes que cualquier persona, era algo común.

— Sí, verás cuando él y la gatita rusa comenzaron a salir tú no volviste a ser el mismo, te empeñaste en hacerlo sufrir de forma indirecta haciendo caos en su relación — Hablaba con tanta firmeza que le hizo sentir un poco de reflexión — Viktor, deja de pensar en tí y piensa en la persona que verdaderamente amas por qué si lo amas sabrás que es mejor verlo feliz y alegre que verlo deprimido — Le dió un suave golpe en su espalda — Creeme, no me dí cuenta hasta que Otabek me lo dijo —

Sintió vergüenza, aquel azabache se había dado cuenta de el desastre que hacía con tal de que terminarán.

— Y sí lo quieres o piensas en él, piensa en verlo feliz y no en verlo triste — Termino de decir para levantarse, Mila era sin duda alguna alguien que podía tener unos buenos consejos pero la mayoría del tiempo era risueña y bromista.

Viktor miró esa pista, los recuerdos que tenía parecieron haberse esfumado dejándolo así; tan dolido. Escucho el timbre de su teléfono sacándolo de forma rápida con esa ilusión.

Yuuri Katsuki:
¿Que sucede?, ¿Pasa algo malo?

Viktor Nikiforov:
No, no pasa nada. ¿Irás a la cena de hoy?

Tal vez debía rendirse, tal vez debía hacer que nada más pasará y que únicamente le quedaba ignorar ese hecho. Mila tenía razón, si lo quería de verdad tenía que dejarlo ir pero.

Kenjirou Minami:
¿Viste la foto de Yuuri y Yurio? Estoy que ardo.

Viktor alzo una ceja. Sintió ese balde de agua fría.

 Sintió ese balde de agua fría

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Mierda. — Gruñó, tomo sus cosas saliendo de aquella sala. No, ahora parecía resignarse. ¡Tenía que hacerlos terminar como de lugar por más terco que fuera! Nadie, nadie se quedaría con su Yuuri.

.
.
.
.

— ¡Por qué subiste esa foto! — Riño Yurio haciendo un puchero, se veía como un bebé durmiendo sobre los brazos de Yuuri.

— Te ves muy adorable — contesto admirando la foto mientras que reía suavemente, no quería hacerlo enojar o sin dudar se quedaría hablando solo por meses

— ¡Ja! Que gracioso eres. — Nuevamente gruñó, pero fue convencido por esos brazos rodeándolo, la diferencia de estaturas era increíble tanto que solo sintió el terrible calor en sus mejillas. Lo ponía doblemente nervioso.

— Vamos, cariño te ves adorable con ese color en tus mejillas pareces un tomate así — Yuuri no pudo evitar sentir ternura ante su chico, acarició esas mejillas con delicadeza mientras plantaba pequeños besos en su cabello

— Bueno, al menos a mí se me quedara otra cosa grabada y no es una foto — Hablo rápidamente mientras que miraba a otro lado, el japonés no tardaría en sentir sus mejillas explotar. ¡Por qué tenía que mencionarlo cuando aún era demasiado para él!

— ¡Yurio! — Le regaño desviando la mirada

— Quien es el tomate ahora —

Esos momentos eran como de oro, pero, fue cortado por una llamada.

— Mhm, es Pichit. —

— ¿Ahora querrá mostrarte sus ratas? — Cuestionó alzando una ceja y recibió una fulminante mirada — Solo decía —

— ¡Hey! Pichi...— No termino debido a pequeños gritos en la bocina del teléfono

— ¡Dónde estás!, ¡La cena ha comenzando y ustedes dos no están aquí! — gritaba de forma histérica — NO ME DIGAN QUE ESTÁN TENIENDO SEXO, NO VOY A PERDONARLOS —

— Oye, oye no, solo estamos en uno de los centros cerca... Espera, ¡¿La cena!? — Grito tanto que el menor cerró sus ojos sobando sus oídos

— ¿La...? Oh no... ¡La olvide! — No dudaron en comenzar a correr, sería un maratón de regreso al hotel.

— ¡Aparta los lugares! Ya vamos — Sabían que tardarían, tenían que ducharse y cambiarse en menos de 30 minutos o tendrían alguna multa por parte de su entrenador.

Llegaron, habían corrido un verdadero maratón, el sudor recorría sus mejillas y al verlos sonrieron.

— Que extraño, te ves como anoche —

— ¡Basta Yurio! —

.
.
.

— Estamos perdiendo tiempo —

— Lo sé. — Viktor le dió un sorbo a su vaso, gruñó, de ver esa foto le hizo tener una cinta de cosas que pudieron pasar en la noche que él estaba descansando.

— Y creeme, no vamos a separarlos a este paso —  Musitó aquel, miraba como apenas llegaban. Tomados de la mano, fue una dura imagen para ambos.

— Increíble —

Estaban bajo aquella oscuridad, nadie podía verlos juntos tanto que no dudarían en levantar sospechas pero Viktor únicamente bajo la mirada, esos ojos parecieron nublarse.

¿Por qué no resultaba?
¿Por qué su vínculo no se cortaba?
¿¡Por qué!?






Lamento muchísimo la demora, justo actualice la portada de tres obras mías.
¿A alguien le gusta Kimetsu no Yaiba?
Pensaba en hacer un fic.

¡Espero lo disfruten!

𝙏𝙝𝙚 𝙅𝙚𝙖𝙡𝙤𝙪𝙨𝙮 𝙤𝙛 𝙔𝙪𝙧𝙞 𝙋𝙡𝙞𝙨𝙚𝙩𝙨𝙠𝙮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora