VI. Malfoy en el profeta I

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Finalmente él se dignó a aparecer. Las puestas chirriaron ante su llegada en el silencio claustro que invadió el aula desde que yo llegue con Snape echa una furia. Maldije por lo bajo al notar la enorme tranquilidad con la que se desplazaba hacia el asiento al lado mío. No pude con la tentación de indagar en su aventura en los baños.

—Lo pasaste bien en los baños Malfoy.

Se tenso de un notorio nerviosismo.

—Lo siento; no quería tardar ¿E-Entregaste la poción?—cuestiono por lo bajo de manera educada y temerosa. Pero algo me inquietó, su voz era seca, intentando limitar cualquier sonido característico suyo.

¿Pero qué demonios?—pensé.

—No gracias a ti...me preocupaste y se armó todo un revuelo además tal vez se pasó de cocción—mentí.

¿Te preocupaste por mí? —pregunto ya no con aquel habla seco y sin una pizca de vida. Ahora él desplegó una sonata dulce, no, no era dulce, era más que sedosa, más que sublime. Por un instante desplegó un tono que era desconocido para mí en todo el tiempo que tuve uso de razón. No sabía si fue al principio o al final el comienzo del sonido, pero cuando pronunció esas simples palabras en aquella entonación sentí como si miles de sedas acarician mi rostro y mis pensamientos.

Volteé a buscarlo, con necesidad, como si se hubiera ido lejos. El miraba el horizonte con una mirada llena de dureza, arrepentimiento. Mordiendo su labio interno, por lo que note, en un intento de contener sus palabras. Aún más importante miraba a la nada como si nunca hubiera pronunciado aquellas palabras...ignorándome...ignorándome de nuevo.

—Draco—pronuncie amenazante pero más como un ruego porque no me miraba, porque el objeto de su atención parecía ser aquel escritorio inerte al lado del pizarrón. Yo no tenía valor para él y eso quemo mis entrañas.

—Dra...—intente casi gritar para llamar su atención ante el claro desoír. Desoír que fue cortado ante mi intento de llamado.

—¿Se pasó de cocción?...una lástima hubiera sido la mejor de todas—me dirigió la mirada que tanto ansié, pero esta era una llena de un vacío infinito y una sonrisa forzosa se formó en su rostro—. Crucemos los dedos por aquel mito que se rumora. Dicta que si se pasa o llega justo a punto de pasarse de cocción eso solo triplica su efectividad y hasta puede ser permanente según el tiempo. Sería una suerte que le pasara a la nuestra ¿No crees?—aquel rostro mecánico dejó de dirigirse a mí. Encontró un mejor lugar entre sus apuntes y en breves segundos lo encontró también en Blaise Zabini, a quien le dirigió una mirada que no supe descifrar y el receptor solo volteo con su porte estoico entendiendo el mensaje supongo.

Después de maldecir a Zabini por tener mayor calma y atención de la situación, no me rendí al continuar con mi interrogatorio.

—Pensé que te había caído algo peligroso...¿Te quemo? Parecía que te dolía.

—No, yo...—sus hombros se tensaron—, pensé que era un líquido diferente o peligroso y como medida preventiva fui a los baños...no esperaba que me siguieras-dijo lo último con curiosidad.

Por alguna extraña razón me sentí extraño ante su insinuación. No me tragaría eso de medida preventiva pero el salir corriendo detrás de él no me ayudaba tampoco—. Solo estaba preocupado de que por un error mío tú hayas estado mal o sufrido algún daño...eso es todo.

—Si lo sé; no insinuaba nada diferente... ¿Te pareció lo contrario a ti?—su voz se acercaba a lo que era antes de esa indiferencia. Suave, tan suave. Sus ojos me miraban curiosos, con una picardía que nunca antes me obsequio. Quedé embelesado sin notarlo.

¡¿Draco es una sirena?! [Harco]Where stories live. Discover now