XIX. Desesperación

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—Dame más Harry, mucho más—suplico sin dejar de mirarme a los ojos.

Intenté contenerme... Pero no pude.

Me sentí como una marioneta que hacía lo que él quería.

No pude evitar tomarlo por el hombro y jalarlo hacia mi pecho. No opuso resistencia de hecho soltó un suspiro de placer mientras se acurrucaba en todo mi torso. Sus suaves movimientos tenían un tono de ternura que no pude ignorar, sonreí sin poder evitarlo.

Sin necesidad de que me llamara baje la mirada. Era casi como si hubiese mencionado mi nombre, pero nunca lo hizo. 

Contemple como tocaba un par de veces sus esponjosos labios humedecidos con su dedo índice. Me estaba dando a entender que quería más comida y que se lo diera yo en su boca.   

Alcé la caja de madera donde estaba mi almuerzo y le aplique un hechizo de levitación para facilitar un poco la tarea, no queria soltarlo pero al no hacerlo mi mano derecha estaría muy ocupada para intentar sostener la comida, tenerlo levitando me permita seguir acariciando su hombro, brazo y espalda.

Tome uno de los camarones que ya había abierto y se lo di a Draco. Verlo comer de felicidad mientras se sobaba contra mí era muy adorable. No me molestaría hacerlo siempre.

—Grácias... —dijo mientras su cuello se movía en esporádicos y sensuales movimientos a la ves que saboreaba su propio paladar. —, Harry —nunca avía oído mi nombre en sus labios de una forma tan gloriosa. Era como si me susurrara en un mar de plumas. — Harry, no me dejes... acércate más, tus latidos me calman.

Lo acurruque más contra mí, terminé sobando mi mejilla contra la suya más que intencionalmente. Mi nariz se enterró en su cabello liso y suave. Mis fosas nasales se inundaron de su olor más íntimo, fresco como el aire que golpea tu rostro cuando rompen las olas, junto con el olor a rocas rotas y humedas. Huele a brisa marina pero mientras desendia con mis labios hacia su sien en su lado izquierdo pude notar el cambio de olor en pocos segundos, era como antes, lo podía recordar con claridad. Aquel olor a avellanas, leche fresca y flores en rocío estaba casi intacto, era extraño el cambio y la unión de los dos.

—Eres diferente... —me dijo tocando mi mentón con dos de sus dedos—...Muy diferente a todos... Me gusta Harry tu sentir es tan cómodo que hace que tiemble y alivia mi dolor— dijo mientras ambos terminamos con los ojos bizcos mirándonos.

¿Dolor?... No comprendí su significado haya que mi mirada descendió escaneando lo de arriba abajo. Su cuello estaba con vendajes y su mano envuelta de igual manera. El pesar culposo y preocupado se asomó en todos mis sentidos. —¿Que te pasó Draco? —pregunté consternado — Estás lastimado y tus heridas sangran — dije mientras miraba preocupado aquellos vendajes que estaban cada vez más empañados de ese rojo moribundo —¿Quién te los hizo?

Draco se impresionó al principio y luego sonrió— Yo lo hice... Estaba tan aterrado que tuve que desfogar. Sentir que aún podía vivir porque el dolor era el único anclaje que me mantenía aferrado a este lugar... Si no ... Me hubiera desvanecido como la niebla.

—Draco... —me dejó consternado, habían cosas que no entendía pero, esto no debía seguir así—No me importa si era necesario, no debes hacerte daño ¿Qué debo hacer para que no vuelva a pasar? Haré lo que sea... Solo dímelo.

Draco me sonrío con una sonrisa tan dulce y compasiva que me hizo sentir pequeño.

—No lo sé... Harry... No sé que hacer. Pero cuando estoy aquí, escuchando-te Siento que estoy en un sueño del que no quiero despertar.

Sentí mis latidos acelerándose... ¿Que demonios estaba pasando?

—Estas delgado, demasiado— volví a decir preocupado cuando lo mire con mayor detenimiento — ¿Por que Draco? ¿Por qué siento que te escapas de mí?

¡¿Draco es una sirena?! [Harco]Where stories live. Discover now